Capítulo 26: Curiosidad

20 3 0
                                    





Soy buena para hacer como si nada pasara, así que por el resto de la noche actúe como si no tuviera mil dudas que rondaban mi cabeza.

Varias veces me encontré observando a Levi más de la cuenta, preguntándome cuánto había cambiado el chico que fue mi mejor amigo y crush de la infancia, y qué tanto había pasado.

Le seguía viendo tantas cosas que recordaba del Levi niño y adolescente. Estaba esa seriedad y ternura que lo caracterizaban, también el humor que solo dejaba salir en momentos específicos y esa personalidad tan apisonaba y aventurera, lo que hacía que no me sorprendiera que fuera surfista ahora. Hasta en sus gestos habían similitudes, por no decir que habían cosas que hacia tal cual, como el terno gesto de arrugar la nariz, él guiñar o mirar hacia arriba para contestar preguntas.

Pero esas eran cosas que conocía de antes y el tiempo en que no estuve es un mundo de diferencia. Yo ya no soy la misma Lily de hace 5 años. Así que no podía esperar que él o los demás fueran los mismos. Es solo que todo había fluido tan bien desde que llegué que no me había detenido a pensar en eso.

De todas formas, ¿porqué pienso en eso? Solo estaría estás vacaciones y luego me iría, sin saber si volvería. Así que no tenía porque devanarme los sesos dando vueltas a cosas de las que no tenía respuesta. Solo lo dejaría estar y ya.

—¿Ya se quieren ir, enanas? —Apareció Bryan de la nada. —¿Qué hay de nuevo, muchachos? —Saludó a Anthony y Levi, que estaban con nosotras. Ya nos habíamos despedido de los chicos de la fogata.

—¿Dónde te metiste? No te vi en toda la noche. —Julie lo miró mal. —¿Así nos ibas a cuidar?

—Que ustedes no me vieran no significa que yo no las estuviera cuidando —dijo, muy digno.

—Tengo que dársela. Cuando fuimos a comprar las bebidas nos lo topamos y si estuvo al pendiente todo el rato —Lo excusó Anthony.

—Sabía que estaban en buenas manos, por eso no tuve que estar pegado como sanguijuela de ustedes —dijo. —Y gracias a Dios, porque odio ser niñera. Así que, gracias Chicos.

—Tarado —dije y empezamos a caminar.

—Vamos, las llevo y me regreso, que ahora es que esto se va a poner bueno. —Arrugué la cara ante su expresión al decir eso.

—Eso solo huele a desastre, así que definitivamente nos vamos.

Julie asintió.

—¿Ustedes se van, también? —Bryan se dirigió a los chicos.

—Me gusta dormir todas mis horas. —Levi sonrió al ver la expresión de asco que puso mi primo.

—Hay gente que tiene que levantarse temprano para trabajar, Bryan. —Julie intervino.

—Esa es la mejor parte de trabajar con uno mismo. —Mi primo abrió los brazos como si fuera el dueño del mundo.

—Cierto, vi que te va muy bien en redes —dijo Anthony.

Bryan puso cara de felicidad pura.

—Supero el millón en todas mis redes, así que no me va nada mal.

—No puedo creer que te paguen por ser tú... frente a una cámara. —Levi sonrió al decir eso.

—¿Qué te puedo decir? Soy fácil de amar, y si me hicieras caso serías una celebridad. Con este estilo de chico malo surfista que tienes las chicas te amarían.

—Chico malo surfista. —Levi se rió del apodo. —Nada que ver.

—Lo pareces. Y la melena de tarzán es un buen plus.

Todos nos reímos.

—Olvídalo, no pasará. No soy un chico de cámaras.

Sonreí para mis adentros. En cambio yo amaba las fotos y hasta había llegado a pensar en crear una cuenta de tips de belleza y eso.

—Tú te lo pierdes —dijo un Bryan muy orgulloso.

—Esto es lo tuyo. Se te da genial y soy tu fan número uno. —Me acerqué y le di un abrazo de costado.

—Gracias, enana. Por eso eres mi prima favorita. —Me reí de su comentario. —Cuando gane un premio, prometo mencionarte en los agradecimientos.

—Eso sería genial.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now