Capítulo 58: Llueve

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Me levanté del suelo con la ayuda de Bryan, pero al ver su rostro lo terminé abrazando porque él no estaba mejor que yo. Por encima de su hombro vi a mi tía abrazando a Julie con una mano, mientras con la otra, acariciaba la espalda de Anthony, quien escondía el rostro entre sus manos.

Dios, esto se sentía horrible. Me dolía hasta respirar y ya no quería que Levi apareciera, no quería ver como esto lo destrozaría.

—¿Qué...?

Me cara se arrugó en llanto al escuchar su voz a mi espalda. No quería voltear, no quería ver su cara, no quería verlo sufrir también. Así que, en contra de mi voluntad y aún con el llanto atascado en la garganta rompí el abrazó con Bryan y me di la vuelta.

Levi estaba parado a mitad del pasillo. Sus ojos se deslizaron en cada uno de nosotros y mientras se acercaba su expresión cambió. Cayó en cuenta de lo que pasaba frente a su ojos y mis manos se levantaron por instinto al ver que él perdía fuerza en los pies, y apoyándose de la pared se deslizó hasta quedar sentado en el suelo y su cabeza calló al frente y lo que escuché a continuación terminó de romperme.

Levi estaba llorando. Escuchaba sus sollozos hasta donde estaba parada.

Me acerqué lentamente hacia donde estaba sentado y con mi puño cubriendo mi boca, me incliné hasta llegar a su altura.

Mi mano tembló cuando la acerqué y la dejé reposar sobre su espalda. Él también temblaba y repetía una y otra vez el nombre Yaya mientras lloraba como nunca había visto en mi vida, ni siquiera cuando se cayó de pequeño y se había fracturado una pierna.

Ahora yo estaba sentada en el suelo con los pies del todo estirados. Mi espalda estaba apoyada en la pared y sobre mis piernas descansaba la cabeza de un Levi que se había quedado quieto hace unos segundos. Mis dedos iban y venían entre las hebras de su cabello. Estaba encogido en el suelo como un niño asustado. Nunca imaginé verlo así.

Mis ojos se apartaron de la pared de enfrente y giré la cabeza. Mi tía se había ido no se cuando. Los demás estabas en los sillones.

El silencio era abrumador.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now