Capítulo 65: Mi justo a tiempo.

19 2 3
                                    




—Lily, me estás dejando sin aire. —La voz de Levi me hizo reaccionar y aflojar el agarre, pero aún así no lo solté.

—No te vuelvas a ir por tanto tiempo, por favor.

¿Estaba llorando otra vez? ¿En serio?

Este lugar había sacado mi lado más sensible a flote.

Este lugar o Levi Evans.

—Si que me echaste de menos, ¿eh?

Yo no respondí. Solo me alejé lentamente y con los ojos a la altura de su cuello me quedé ahí. Solo estando.

—Lamentó mucho haberme ido y no volver hace años. Sé que alguna forma te lastimé con eso y si lo que sentiste es remotamente parecido a lo que sentí estos días, lo lamento mucho.

Sentí su mano en mi barbilla y la subió hasta que nuestros ojos se encontraron. 

—Gracias por eso. Espero que sea sanador para ti. —Sus palabras me hicieron míralo con algo de confusión —La realidad es que yo a ti te perdonaría todo, Lilisent. Especialmente cuando este verano, a pesar de todo, he estado más feliz que los anteriores. Y eso tiene mucho que ver contigo.

Mis ojos no podían dejar los suyos, mientas la mirada de él viajaba por todo mi rostro, mientras jugaba con el cabello que caía sobre mi mejilla.

—Te quiero tanto, tontita.

Su confesión me dejó sin aire por un momento.

—Lo sé, siempre me haz...

Él negó con la cabeza, silenciándome.

—Esto no tiene nada que ver a lo que sentía cuando éramos niños.

Oh, por Dios.

—En ese entonces solo eras un sueño, uno que me prometía cumplir en un futuro. Uno que se me fue arrebatado por un tiempo, pero que volvió a mí.

—Tú me estás diciendo que...

—¿Qué estoy completa, profunda y perdidamente enamorado de ti? —Él pareció pensarlo un momento y a mí casi me daba diez mil infartos justo en la puerta de la casa de mi tía. —Definitivamente si, Lilisent. De eso no tengo la menor duda.

Mi boca se abrió y cerró una y otra vez.

—No puedes decirme eso —Ahora si estaba llorando. — no cuando sabes que me voy ir. No cuando sabes que te quiero igual o más de de lo que dices quererme tú.

Mi cabeza se movió en negación y las lágrimas corrieron por mis mejillas.

—No puedes hacerlo cuando ya es demasiado tarde. —Las lágrimas salieron sin que pudiera hacer nada.

Levi las barrió con sus dedos y luego sus labios descendieron en el lugar donde sus dedos habían estado. Me besó en ambas mejillas y volvió a mirarme a los ojos.

—Tú nunca serás mi demasiado tarde. Eres mi hora exacta, Lilisent. Tú eres mi justo a tiempo.

¿Qué era esto? Él quería matarme con esas palabras.

—Y si te tienes que ir, al menos déjame sacar todo lo que he tenido guardado. Es lo más justo, ¿no?

Lo miré y mis manos, a sus costados, se apretaron más en su sudadera.

—Si te tienes que ir, déjame decirte lo qué pasa por mi cabeza cada que te veo, que ha sido muy frecuente últimamente. Y es que estoy más que seguro de que te haz grabado a fuego en cada parte de mí, y no puedo creer que tu pelo, tus ojos, cada parte de tu cuerpo y cada aspecto de tu persona se hayan convertido en mis cosas favoritas. No podía no decírtelo.

Yo negué con la cabeza, sintiéndome abrumada por mis emociones.

—Pero va a doler más cuando me vaya.

—Va a doler más si hay arrepentimiento de por medio. Lo demás déjaselo al tiempo.

Asentí ante sus palabras y poniéndome de puntillas, roce sus labios con los míos por unos segundos y volví a caer sobre mis talones. Los ojos de Levi se perdieron en mis labios unos segundos y esta vez fue tu turno y agachándose volvió a juntar nuestros labios con la intención de que estos se conocieran por primera vez y no se olvidaran jamás.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now