Capítulo 45: Avances

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Mis clases de ese día se basaron en pasar dos segundos sobre la tabla y el resto del tiempo tragando agua. Sabía exactamente qué hacer, pero no lo estaba haciendo bien, al parecer, porque cada que me intentaba parar terminaba cayendo al agua.

—Estás sosteniendo la tabla por los lados. Tienes que colocar las manos abiertas sobre la tabla, no agarrarla. —Me había dicho Levi por enésima vez.

Mi celebro asustadizo no entendía eso, yo solo quería luchar por mi vida y que la ola no me tragara. Una ola diminuta por cierto. Pero eso solo eran detalles.

La clase terminó y solo logré pararme bien dos veces, pero la sensación de satisfacción en esas ocasiones no tenían precio. Quería poder hacerlo con la soltura de de algunos de mis compañeros, que lo habían conseguido sin tanto problema.

—¿Practicaste en casa, como te dije? —Me había preguntado Levi cuando ya habíamos terminado la clase y él se dirigía a Surfos y yo para mi casa.

—Noup. —Traté de sonar tranquila, pero estaba algo avergonzada.

—Eres una pésima alumna.

Volteé a mirarlo y me crucé de brazos. Él estaba tratando de no reírse de mí.

—Es mi segundo día de clases, así que dame algo de crédito.

—Y te lo doy. Solo que si no practicas en tierra, cuado llegues al agua se te complicará más. —Me echó un vistazo. —Tengo que ser más exigente contigo porque tienes menos tiempo que los demás. A finales de este mes son las pruebas.

—Si, si, si. Ya te dije que estaré lista. —Su cara no pareció muy convencida. —Que voy a practicar en casa, hombre.

Él sonrió y asintió.

—Eso suena mejor.

Llegamos a Surfos y luego de saludar a Anthony y despedirme de Levi me fui a casa.

Las siguiente semana se basó en eso, clases de surf, huir de mí molesto primo Bryan, reír con las ocurrencias del pequeño Jimmy y salir con Julie y de ves en cuando con tía Su.

Ya me encontraba practicando sola en mi habitación. Julie una vez me había visto en suelo en posición para pararme y me había preguntado si estaba haciendo lagartijas. Yo cada que la veía recordaba su regalo. Ya lo había pedido y llegaba un un día antes de su complétanos.

La cuestión es que en casi dos semanas ya estaba surfeando como una profesional. No es cierto, pero no tenía miedo al pararme y podía surfear mis pequeñas olas.

El sentimiento de logro era maravilloso y es que Levi era muy buen profesor, y muy molesto también. Me recordaba practicar todo el tiempo y a repetir las cosas un millón de veces de ser necesarias.

Yo a veces solo quería arrancarle la cabeza, pero agradecía que fuera así, porque sino no sentiría avance. Cosa que notaba y por lo que me sentía más que bien.

Pero mañana era el cumpleaños de Julie, así que tenía poner manos a la obra para eso.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now