Capítulo 41: De vuelta a los amores

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Terminé con el cabello de Levi y ahora estábamos ambos sentados en las escaleras del frente. Él estaba con un codo apoyado en uno de los peldaños y su cuerpo medio girado hacia mí.

—Entonces él te dijo que se aburrió en la relación y por eso te pegó los cuernos.

Yo asentí.

—La verdad es que soy una novia excelente, él es el imbecil que no supo valorarlo.

Levi reprimió una sonrisa. Su cabello ahora estaba del todo suelto.

—¿De quien fue la  idea de dejarte el cabello largo? —Le dije.

Él puso cara rara.

—¿Y esa cara?

—No sé si decirte. Aún estás sensible y no quiero que te pongas a llorar otra vez.

—No voy a llorar. Ya lo saqué todo. —Dije achicando los ojos.

—Bueno, luego no digas que no te lo advertí. —Se enderezó. —Recuerdas que te dije que mi mamá solía cortarme el cabello, ¿verdad?

Ay no.

—Ajá.

—Bueno, la cosa es que —hizo una pausa. — Ya vas a llorar, no te voy a decir nada. —El muy tonto se estaba burlando de mí.

—¡Que no voy a llorar! Así son mis ojos.

Él se rió.

—La cosa es que, tenía problemas cuando iba a la peluquería a cortarme el cabello, no sabía porque pero sufría de ataques de ansiedad cada que alguien más lo intentaba hacer.

—No me digas que soy la una que puede cortarte el pelo. —Ahora yo me burlaba de él.

Levi puso los ojos en blanco. Era un gesto muy poco común en él.

—Ya quieras, pero no. Es algo que superé hace tiempo. Estuve en terapia, tenías todas las ganas de mejorar y tuve una gran psicóloga y mucha gente conmigo que me ayudó. No me puedo quejar.

—Dios, siento como si me hubiera ido por mil años. ¿Cómo pudieron pasar tantas cosas?

—Seis años. Pero todo pasó muy rápido, la verdad. Lo largo fueron los estragos que quedaron.

—De todas formas, lamento no haber estado ahí cuando me necesitaste. —Tomé un mechón de mi cabello y empecé a jugar con el.

—Yo me alegro de que no estuvieras.

Lo miré sorprendida.

—¿Cómo así?

—Pues, no fue mi mejor época, así que me alegro de que no vieras esa versión de mí.

—No me vengas con esa. Estabas mal y necesitabas la compañía de todos tus seres queridos. Me alegro mucho de que tengas a la abuela y los demás.

—Todos fueron increíbles. Y también me enamoré del surf. Es de las mejores cosas que me han pasado.

Hablando de enamorarse...

—¿Y qué tal te fue con las relaciones amorosas?

Levi se metió un mechón tras la oreja.

—Mmh... —Miró hacia arriba—Las relaciones que tuve en ese entonces no fueron las mejores, así que llegué a un punto al que preferí quedarme solito.

—Es que eres bien insoportables. Las pobres seguro salieron huyendo.

—No las culparía —dijo —Pero eso era en ese entonces. Ahora soy un partidazo.

Yo me reí.

—Se te quedó la humildad por allá, también.

Él se rió.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now