Capítulo 30: Déjalo en mis manos

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Estaba jadeando.

Esto fue peor que un día de gym. Y yo odio el gym.

No puede ser sano repetir tanto algo como eso. Te tienes que acostar boca abajo sobre la tabla, con los pies en la cola, luego debes colocar tus manos muy cerca de tu pecho para poder levantar este.

—Mirada hacia arriba, Lilisent. —No recuerdo las veces que puse los ojos en blanco al escuchar eso.

La cosa es que debes terminar parado, con las piernas flexionadas, los pies bien separados y con el cuerpo girando hacia tu lado dominante, izquierda o derecha, y por supuesto, con la mirada hacia delante.

—¿Crees que puedas pararte?

Abrí los ojos. La clase había terminado y yo estaba tirada de espaldas sobre la tabla, sudor cubría mi frente y ya quería quitarse el traje.

Levi estaba parado justo donde estaba mi cabeza y se inclinó, apoyando sus manos en las rodillas para mirarme de cerca.

—Tenías que haberme dicho que este era un entrenamiento militar. —A pesar de que lo veía al revés, noté que sonreía.

—Tengo que asegúrame que puedes hacer sobre tierra lo que tienes que hacer en el agua.

Probablemente muera antes de siquiera llegar a inténtalo en el agua. 

Levi se movió hasta quedar a un lado de la tabla y me extendió la mano.

—No lo hiciste tan mal para ser tú primera vez. —Suspiré y me extendí ambos brazos, estando aún acostada. El negó, pero me tomó de ambas manos y me ayudó a ponerme de pie.

—Lily, estuviste genial. —Volteé a ver a mi prima. Había estado un buen rato observando todo y echándome porras silenciosas.

—Gracias, compañera. —Le dije mientras me agachaba para tomar mi tabla. Todos los demás ya se habían ido a llevar las suyas a la escuela.

—Déjeme te ayudo con eso. —Levi me lo quitó de las manos, cosa que agradecí.

—¿Qué te pareció tu primera clase? —Me preguntó Julie, tan entusiasmada como siempre.

—Este chico de ahí quiere matarme. —Señalé a Levi, que venía detrás de nosotras con la tabla bajo su brazo.

—Así lo ves ahora. Luego me agradecieras.

Llegamos a la escuela y luego de cambiarme, tomamos el camino para volver a casa. Necesitaba un buen baño relajante.

—Lilisent, espérame un rato, por favor. —Levi me llamó antes de que saliera de la escuela. Julie estaba afuera esperándome.

Yo saqué mi teléfono y me puse a puyarlo mientas él terminaba lo que sea que estaba haciendo en recepción.

Respondí algunos mensajes de mis papás y reaccioné a un video que me envió Mia. Bajé el móvil unos vi unos pies frente a mí.

—¿Qué querías decirme? —Lo miré, guardándome el móvil en mi pequeña mochila.

—Si... mmh. —Levi se llevó la mano detrás de la cabeza y se soltó el moño solo para recogerse mejor el pelo y volver a hacérselo. ¿Porqué parecía nervioso? —Es que, Yaya quiere verte.

Eso último lo dijo más bajito y yo quise morderlo por lo tierno que podía llegar a ser, aún viéndose así.

—¿Ella te lo dijo? —Sentí algo de nervios. La abuela de Levi o Yaya, como todos le decíamos, era como la abuela de todos nosotros. Ese mujer era de los seres humanos más hermosos del mundo. Y después de tanto tiempo seguro me daría una reprimenda de las suyas por pasar tanto tanto sin venir.

Levi debió notar los nervios en mi cara, porque ya no lucía nervioso, al contrario, ahora se veía divertido.

—No te voy a negar que está un poco enfada contigo, pero te quiere demasiado y en cuanto supo que estabas aquí me dijo que quería verte.

Yo también quería verla de nuevo. Definitivamente.

—Tienes libres los fines de semana, ¿verdad? —Recuerdo que algo así había comentado Julie.

—Eso es cierto.

—Entonces, ¿el domingo está bien?

—Claro que si. —Asintió. —¿A qué hora pasó por ti?

—Bueno... en la tarde estaría bien. Como en eso de las tres. ¿Te parece?

—Ajá, a esa hora entonces. Y de paso me cortas el cabello, ¿si?

No pude evitar reírme.

—Está bien. Tengo todo lo necesario conmigo, así que déjalo en mis manos.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now