Parte 25

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Habían pasado algunos días desde que volví de Veracruz, no volví a cruzar palabra con mi madre, el único que me había buscado era mi papá, que notó extraña mi partida.

Le dije que tuve que volver por trabajo, muy poco convincente para él, pues dejé mi maleta con las pocas cosas que llevaba, después de insistir le dije que había discutido con mi madre. Me pidió una disculpa de su parte, tenía claro que lo hacía por calmar la situación más no porque mi madre se lo hubiera pedido.

Al contrario de ella tomó bien lo de la ruptura con Enrique, textualmente dijo que siempre pensó que era un buen partido y que terminaríamos juntos, pero que entendía el porqie terminé con él, que lo único que deseaba era verme feliz.

Comentario que agradecí, si bien mi mamá no estaba presente en mi vida por lo menos tenía a mi padre, más ahora que realmente estaba siendo feliz. Todo marchaba bien en el trabajo y estaba enamorada, a pesar de no ver a Ovidio él siempre encontraba la forma de consentirme y hacerme sentir amada.

- ¿Puedo ayudarle en algo?.

Cuestionó una de las chicas que trabajaba en la tienda departamental dónde pensaba comprar ropa para la fiesta de Gris.

- Si, podrías mostrarme esté top por favor.

- Claro, la talla xs le quedará muy bien.- sonrio.- tengo unos pantalones que le vendrían geniales ¿Quiere verlos?.

- Si, por favor.

Después de salir del probador, fui a la caja a pagar las dos prendas de color negro, seria lo que usaría junto a unos tacones color bugambilia.

Segui caminando a través de la plaza, quería comprar un regalo para Gris, pero ¿Qué se le puede regalar a alguien que lo tiene todo? No tenía la menor idea.

Después de dar vueltas por toda la plaza decidí regalarle un cadenita, bonita y discreta, que pudiera usar todos los días. Entre a la joyería, después de ver la variedad de dijes que tenían pedí uno con la letra G decorada con pequeñas piedras brillantes.

-¿ Su pago será en efectivo o con tarjeta?

- Tarjeta por favor.- deslice el plástico sobre la terminal y marque mi NIP.

- ¿Desea que lo envuelva para regalo o en una bolsa normal?.- cuestiono el hombre que me atendía.

- Para regalo esta bien.

Mire los anillos de compromiso y las argollas de matrimonio, jugue con el relicario que colgaba de mi cuello, a pesar de lo mal que la había pasado con Enrique no había quitado de mi mente la idea de formar una familia.

Era demasiado rápido para pensarlo, pero tenía claro que por primera vez en mi vida me sentía amada y protegida, a pesar de que a ojos de la sociedad Ovidio era una mala persona, para mí no lo era. Solté un leve suspiro y me alejé del aparado.

- Aquí tiene.- dijo extendiendo la bolsa frente a mi.

- Muchas gracias.

- Hasta luego, que tenga linda tarde.

Salí de la tienda deseando que los días pasaran rápido para poder estar cerca de Ovidio, el timbrar de mi celular me tomó por sorpresa, rápidamente lo saqué de mi bolso y miré la pantalla, era mi madre, no respondí.

Después de varias llamadas perdidas de dio por vencida, no sin antes enviar un mensaje de texto.

Fátima, espero que hables con Quique de lo contrario lo haré yo, no voy a permitir que eches a perder tu vida.

Bufé para contener mi coraje, lejos de arrepentirse y pedirme disculpas, sólo me daba ordenes y me reprochaba, pero se quedaría esperando que le respondiera, está vez no iba a ceder.

Salí de la plaza y fui directo a casa, tomé un baño para tratar de relajarme, pero no podía, abrí el pequeño cajón de la mesa de noche, tomé la cajetilla de cigarros que Ovidio me había regalado.

Camine al balcón de mi habitación, abrí la puerta corrediza y salí, sentí como mi piel se erizaba por el aire fresco que corría, abrí la cajetilla, saqué el encendedor y coloqué un cigarrillo en mis labios.

Estaba nerviosa, mientras sentía el humo entrar por mis pulmones en mi mente repasaba la pelea que había tenido con mi madre. Siempre dicen que las madres no se equivocan, comencé a dudar, probablemente está era una de esas veces y yo estaba cometiendo un error.

Claro, con Enrique todo era igual, no había gran diferencia con mi vida habitual ir al club, reuniones para asociación benéfica, comidas con empresarios, en fin el mismo rite vida que acostumbraba llevar con mis padres.

Por el contrario, con Ovidio todo era diferente, su estilo de vida era todo lo contrario al mío, el ambiente en las reuniones era pesado, no podíamos salir a comer a algún restaurante, todo el tiempo tenía personas cuidándolo, estamos separados por kilómetros y por si fuera poco debo tener cuidado al hacerle una simple llamada.

¿De verdad está era la vida que yo quería? Por mi mente pasó el comentario de Casandra, yo no pertenecía a ese lugar.

Solté un suspiro y apagué los restos de mi cigarro, sólo necesitaba una señal ¿Me estaba equivocando?.

Escuche timbrar mi celular, entré a la habitación y tomé el celular que estaba sobre la cama, miré la pantalla y nuevamente era mi mamá, replique y lo tiré sobre la cama.

¿Estoy haciendo mal? No dejaba de preguntarme una y otra vez.








Libertad- OGL 👑🐭Where stories live. Discover now