Parte 21

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Tomé un sorbo té, sentí cómo el líquido calienta recorría mi garganta, esperaba que me ayudara a conciliar el dolor de estómago que había tenido durante todo el día, mire mi reloj 4:15 pm casi se me hacía tarde.

Llevé la taza a mis labios para poder ingerir el último trago de té, deje dinero sobre la mesa para pagar la cuenta, agarre mi bolso y salí del lugar.

Camine a través del aeropuerto hasta llegar a la puerta en la que me tocaba abordar, una vez dentro del avión me senté en el lugar que me correspondía, miré al rededor y noté que el lugar de Tello estaba a sólo unos asientos del mío, le sonreí y él inclinó su cabeza en forma de saludo.

Me recline en mi asiento y suspire, tratando de tranquilizar los nervios que me consumían, el viaje duro dos horas, en las cuáles por momentos dormirte.

Una vez que baje del avión, fui directo a la línea para recoger mi maleta, pasaron al rededor de diez minutos y por fin la vi a escasos metros de mi, esperé a que se acercara a donde estaba y la tomé para después colocarla a mi lado.

- Señorita Fátima ya tenemos que irnos.- me dijo Tello quien de la nada apareció a mi costado.

Tomó la manija de mi maleta y comenzó a deslizarla sobre el piso, yo caminada a un lado de él, salimos del aeropuerto y nos dirigimos a una camioneta color negra que se encontraba en el estacionamiento, Tello se acercó a la puerta trasera y la abrió.

- Suba señorita Fátima.- musito Tello y yo rápidamente subí.

- Buenas noches señorita- dijo el hombre que estaba sentado en el asiento del conductor.

- Buenas noches.- le respondí en tono amable.

Tello terminó de subir la maleta, abrió la puerta del copiloto para dejarse caer en el asiento y empezar a platicar con nuestro acompañante.

Comenzamos que avanzar por las calles de Culiacán, ya estaba oscureciendo, las calles llenas de edificios modernos y las luces que iluminaban la cuidad.

Después de unos minutos comenzamos a alejarnos de la luminosidad de la cuidad, tomando camino por una carretera la cuál sólo estaba rodeada de vegetación.

Estaba llena de curiosidad por saber cuanto tiempo faltaba para llegar, pero decidí ser prudente y no preguntar nada, tenía claro que Ovidio no podía vivir en un lugar rodeado de personas.

El camino duró al rededor de una hora y media, cada vez nos alejamos más del centro de la cuidad, Tello y nuestro acompañante platicaban entre ellos, opté por no poner atención a lo que conversaban y me dedica que mirar por la ventana.

Parecía que por fin estábamos cerca, a lo lejos podía mirar un enorme portón, el cuál se abrió después de que Tello dijo algunas claves por un radio.

Avanzamos unos metros y nos detuvimos frente a una gran construcción, las paredes eran blancas con algunas vigas de madera que hacían juego con el techo, respire profundo y volteé a ver a Tello quién ya había abierto mi puerta.

- Vamos señorita.- extendió su mano para ayudarme a bajar.

- Gracias Tello.- sostuve su mano y desendi de la camioneta.

Comenzamos a caminar con dirección a la casa, después de pasar por la puerta principal de aquella hermosa vivienda, se asomó la decoración rústica y sobria del lugar.

Nos dirigíamos por un pasillo, cuándo vi a Ovidio frente a nosotros, los dos apresuramos el paso y unimos nuestros cuerpos en un fuerte abrazo, acompañado de un largo beso.

- Que bueno que ya llegó mi reina.- me miró sonriendo.- la esperé un chingo de horas.- los dos reimos.

- Tú tienes la culpa por vivir tan lejos.- respondí bromeando y lo abracé más fuerte.

Libertad- OGL 👑🐭Where stories live. Discover now