Parte 15

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Tenía días sin ir a trabajar, el simple hecho de pensar salir de casa me resultaba difícil, no había salido de mi habitación, Lolita entraba y dejaba comida sobre la mesa de noche.

Ella al igual que mis amigos se preocupaban, les hice creer que me había atacado una infección en la garganta, sólo así logré tomarme unos días.

- Si mamá, ya me estoy sintiendo mejor, tranquila.

Asegure en la llamada para que mi mamá se tranquilizará y de su cabeza se borrará la idea de venir, no era que no la necesitara, es que ¿Qué le diría? si era capaz de asustar a cualquier persona que me viera así.

Sólo me dedicaba a dar vueltas sobre mi cama, por ratos lloraba y en otros tantos dormitaba.

- Mi niña, no quiero molestar pero el joven Miguel está aquí ¿Lo hago pasar?.

- Sí.- Dije con pesar.

Sabía cómo alejar a mi madre, pero con Mickey sería imposible, nadie podía contra su terquedad.

- Cualquier cosa que necesiten estaré en la cocina.

- Gracias Lolita.- agradeció mi amigo y cerró la puerta.

Yo me sentaba sobre la cama colocando mi espalda sobre la cabecera, él camino hacía mi mientras sonreía, solté una leve mueca de sonrisa.

- Lo siento pero estaba preocupado por ti.- dijo besando mi mejilla.- de verdad te ves mal.

- Lo sé, me he sentido peor de lo que me veo.

- Te traje los cupcakes de limón con coco que tanto te gustan.

Abrió la caja frente a mí, para que yo tomara uno, a pesar de no tener hambre lo hice.

- Gracias, no tenías que molestarte.

- Claro que tenía, eso hacen los mejores amigos ¿No?, Samantha quería venir, pero tiene tanto trabajo que fue imposible.

- Ni me lo digas, sólo se ha dedicado a enviarme WhatsApp reprochando que no la he ayudado con el proyecto.

Él se quitó los zapatos y se sentó aún lado de mi, tomé mi celular y busqué la conversación para que pudiera leerla.

- Está loca.- dijo con el celular en sus manos.- anda de un humor que ni ella se soporta.

- Qué raro.- musite.

- ¿No le has enviado nada de lo qué te pidió?.- negué con la cabeza.- ¿Por qué?

- Mis ojos no soportan la luz de la computadora.- mentí.

No era la luz de la computadora lo que no me dejaba mirar, eran las lágrimas que brotaban de mis ojos cuándo los recuerdos me invadían.

- ¿Ya estás tomando medicamentos?.- asenti.- quizá deberíamos ir a otro médico, al parecer no están funcionando, te ves muy triste y demacrada.

Estaba tan sentimental que con el gesto de querer llevarme al doctor me solté a llorar, me acurruque y mis lágrimas no dejaban de brotar.

- ¿Qué es lo que pasa?.- no dije nada, él guardo silencio y me consoló acariciando mi cabello.- ¿No sólo estás enferma verdad?.- negue con la cabeza.- no pensé que a estas alturas te afectara lo de Enrique.

- Efecto retardado.- dije en un hilo de voz.

- Tal vez es porque al estar en cama has tenido tiempo para pensar, fueron muchos años y lo menos que nos imaginábamos era que sería infiel, pero velo por el lado bueno, alguien nuevo llegará.

Mis lagrimas eran tantas que no podía hablar, no podía parar de llorar, sólo podía pensar ¿Y si ese hombre ya había llegado?.

- Fátima no es el fin del mundo, eres una mujer inteligente, carismática, dedicada, tienes un gran corazón, tienes buen sentido del humor y por si fuera poco eres muy bella, alguien que sepa valorarte llegará.

Sólo me dediqué a escuchar, trataba de que sus palabras quedaran guardadas en mi mente, para que las pudiera utilizar cuando me sintiera mal, no sentí más, me quedé dormida.

Cuándo abrí los ojos Mickey seguía a mi lado, veía una película mientras tecleaba en la laptop.

- Hola dormilona.

- ¿Dormí mucho?.- cuestioné.

- Un par de horas.- dijo sin dejar de mirar la pantalla.- por cierto Samantha ya está más tranquila, la información que te pidió ya fue enviada y al parecer se relajó.

- Gracias, no tenías que hacerlo.

- No iba a dejar que tu proyecto se fuera por el caño, a demás estoy seguro de que harías lo mismo por mí.

- Nunca dudes eso, Mickey, ¿Lo qué pasó podría quedar entre nosotros?

- No tienes que mencionarlo, nunca diría nada.

Me convenció de que debíamos cenar, Lolita ya no estaba en casa, por lo que pedimos servio a domicilio, habíamos pedido hamburguesas de nuestro restaurante preferido.

- Come Fátima.- dijo al ver lo lenta que era.

- Lo estoy haciendo.- reclame.

- Come de verdad, no esas diminutas mordidas, te conozco y después dirás que ya no quieres la hamburguesa porque está fría.- rei.

De verdad me conocía, sabía lo melindrosa que podía llegar a ser con la comida, a regañadientes termine mi charola de comida, acto que hizo que el se fuera tranquilo a su casa.

Al quedarme sola medite la situación, era momento de volver a hacer mi vida normal, a retomar mi rutina, no podía estar tirada en cama mientras todos se preocupaban por mí.

Salí a la terraza de mi habitación para poder respirar aire fresco, lo necesitaba, la noche estaba tranquila.

Fumaba uno de los cigarrillos que Ovidio me había dado como prenda se paz, mientras sentía el humo entrar en mis pulmones pensé en lo tonta e ilusa que había sido, seguramente él estaba haciendo su vida normal mientras yo estaba destrozada.


Libertad- OGL 👑🐭Where stories live. Discover now