Parte 55

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Dos días habían pasado desde mi cirugía, no sólo Ovidio se había dedicado a cuidarme sino que su mamá viajo para poder estar con nosotros.

- ¿Así está bien?.

Cuestionó la señora Griselda mientras terminada de trenzar mi cabello.

- Si señora, muchas gracias.- me miré en el pequeño espejo que sostenía entre mis manos.- el cabello suelto ya me había fastidiado.

- Lo importante es que ya te ves mejor que cuándo llegue, tienes que alimentarte bien para estar fuerte y poder cuidar a mi nieta.- comenzo a guardar el cepillo en el neceser.- esta muy chula, es igualita a ti mija.- sonreímos.

- No sabe lo que daría por poder verla.- asegure con un suspiro.

- El doctor me dijo que si sigues mejorando podrás salir de aquí y te pasaran a un cuarto normal, cuándo estés en ese cuarto vas a poder verla.

- Haré todo lo que me digan con tal de tenerla entre mis brazos.

- Ya pronto mija, vas a ver.

Nuestra plática fue interrumpida por la enfermera quien traía mi comida, dejo frente a mi una charola con un filete de pescado acompañado de arroz y ensalada, para después retirarse y dejarnos nuevamente solas.

- Todo se ve muy rico, tienes que comer muy bien.- mencionó la señora Griselda mientras me ayudaba a destapar el plato de comida.

Como anteriormente lo había asegurado me comí todo, haría todo lo que estuviera en mis manos con tal de poder ver a mi niña lo más rápido posible.

Al terminar retiraron los platos mientras la madre de Ovidio y yo hacíamos oración, con un bello rosario al cuál ella le tenía un inmenso cariño por ser un recuerdo de uno de sus viajes al vaticano. Sin darme cuenta caí profundamente dormida.

Desperté horas después al sentir los labios de Ovidio reposandose sobre mi cabellera.

- Reina ya estoy aquí.- susurró en mi oído.

- Hola mi amor.- desperté adormilada.- ya contaba las horas para verte.

- Que chula se ve.

- Gracias, tu mamá me ayudo.- mire al rededor.- por cierto ¿En dónde está?.

- Ya se fue a descansar, mañana temprano viene.

- Que grosera soy, no me despedí de ella.

- Ni se apuré, estaba bien dormidita.

Sonreí por su comentario y lo abracé, últimamente me sentía muy triste y baja de ánimo, por la situación o tal vez los cambios hormonales.

- ¿Pudiste ver a María?.

- No mi reina, a ver si más al rato o mañana temprano.

- Esperemos que sí.

Como ya era costumbre me recorri para dejarle un espacio en la cama y pudiera recostarse a mi lado.

- Ovidio, muchas gracias por estar aquí conmigo, se que te estas arriesgando mucho y de no ser por ti estaría completamente sola pasando por todo esto.

- No me tiene que agradecer nada, vine porque es mi deber y sepase que cuándo le digo que la amo un chingo es verdad, yo no le echo mentiras.- mencionó mientras tomaba mi barbilla.- a demás no iba a estar sola, yo se de alguien que anda pregunte y pregunte por usted.- Sonreí.

- Mickey.- dije segura.

- Ese mismo, mire que anda bien preocupado, ese es amigo y no chingaderas.- acarició mi cabello mientras sonreía.- yo le dije que se jalara pa' acá mañana temprano, le va a hacer bien verlo y ps' sino quería que se enterará ya la cague.

Libertad- OGL 👑🐭Where stories live. Discover now