Parte 71

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Afortunadamente Fátima se había dejado ayudar, Tello y Chávez en chinga movieron todo para comenzar con el tratamiento está misma noche.

Su primera noche sin alcohol y sin pastillas, podia ver como la desesperación comenzaba a apoderarse de ella, sería una noche difícil y larga, pero no la iba a dejar sola.

La enfermera que se había quedado revisaba una vez más sus signos vitales, mientras yo estaba sentado en una silla al otro lado del cuarto.

- Señor, su temperatura está bajando, por eso no puede dejar de temblar necesitamos que se normalice.

- ¿Que se ocupa mija? Yo mando a mis hombres por lo que se necesite, nomás' pida.- me levanté.

Camine a la cama y tomé su mano, estaba fría y pálida.

-Se necesita una sábana térmica.

- ¿Hay problema si me la abrazo?.

- Al contrario, ayudaría mucho.

Levante la sábana y me acosté junto a ella, su piel estaba fría, volví a taparla, se veía tan indefensa, su cuerpo temblaba sin control, con mucho cuidado la abracé, pa' que se pudiera acostar sobre mi pecho.

- Afuera está Tello, a él pídale todo lo que necesite.

- Con permiso, estaré afuera, por si necesita algo.- Me dijo la enfermera.

- Gracias mija.

Ya sabía que esta noche iba a ser larga y difícil, pero mi reina es una chingonería, pronto iba a estar bien. Su cuerpo temblaba sin control.

Desabroche los botones de mi camisa, para dejar mi pecho descubierto y darle más calor.

-Tranquila mi amor .- besé su frente.

- Quédate.- a penas y podía tartamudear.

- Aquí voy a estar con usted, ni loco la dejo sola.- la aferre más a mi.

- Tengo miedo.

Me di cuenta de que comenzó a llorar, mi pecho estaba mojado, me aguanté las perras ganas que tenía de hacer lo mismo, no'mas la abracé más fuerte.

- No es malo tener miedo, ya dimos el primer pasó mi reina, ya estamos más pa' allá.

Y pensar que todo era mi culpa, por no entenderla, no le di su espacio para que pudiera reponerse de la muerte de nuestra hija, mi ama' me lo dijo y yo como siempre hice lo que se me dio la chingada gana.

- Perdoneme.- sentí como me ardían los ojos.- por no saber como ayudarla, por no darle la tranquilidad que me pedía y  haber sido tan mula con usted.

Ella sólo escuchaba sin decir nada, mientras seguia llorando y temblando.

- Por pendejo no la busqué, mi orgullo que no me dejaba, miré como acabo todo.- acaricié su cabello.- le tiene que echar ganas porque si algo le llega a pasar no voy a aguantar.

Con una de mis manos limpié mi rostro para que ella no se diera cuenta de que yo también estaba llorando.

- Miré que es verdad cuándo le digo que la amo un chingo, nunca en mi perra vida había amado a alguien hasta que apareció usted.- suspiré profundo.- desde el primer día supe que con usted todo iba a ser diferente, que me iba a centrar y dejar mis desmadres, miré que cuándo me dejó pensé que iba a volver a las andadas, pero no mi reina he andado más sólo que un perro.

Ella lloró con más sentimiento y yo sabía porque, la enderece y tomé de la barbilla.

- Que usted decidiera salir con alguien no está mal, yo sé lo que se siente la soledad y uno busca la manera de tratar de escapar, pero usted no se equivocó, fui yo por dejarla ir y no luchar por usted.

Veía sus lágrimas caer por sus mejillas, no lo pensé y la besé, ella me siguió el beso, los dos lloramos, nos habíamos hecho falta, nos separamos

- Yo le prometo que todo va a estar bien pero ya no se vaya de nuevo.

Ella no me respondió nada sólo volvió a besarme, después se recostó de nuevo sobre mi pecho, ya estaba más tranquila, pero su cuerpo temblaba una que otra vez.

La enfermera llegó con la manta que se necesitaba, revisaron su suero y volvió a salir para dejarnos solos.

La noche fue larga, Fátima por momentos se desesperaba y en otros tenía calma, yo la besaba y abrazaba para que se pudiera dormir.

Los primeros rayos del sol comenzaron a salir, ella estaba dormida, me levanté de la cama y salí a buscar algo para que pudiera desayunar.

Volví al cuarto con una charola llena de comida, el jugo verde que tanto le gustaba y fruta.

- Mi amor ya despierte.- besé sus labios.- miré que ya es hora de comer, le traje su jugo que le gusta.

Con pesadez se sentó en la cama, yo comencé a darle de comer en la boca.

-¿Cómo se siente?.- le pregunté.

- Fue una noche larga, pero me siento mejor.- me miró fijamente.- Ovidio, me equivoqué, no debí irme.

- No mija, usted hizo lo que necesitaba, pero si me dejó bien madreado, pa' que le miento, me dolió un resto, usted no fue la única que se la pasó mal, ¿Pero sabe qué me chingo más?

- ¿Qué?.- preguntó.

- Cuándo se quería casar con el pendejo ese, me dio un coraje.

- Me pasé ¿verdad?

- La neta no tuvo madre, lo bueno que recapacito y ya anda de nuevo conmigo.

-  ¿Contigo? Que yo sepa no hemos regresado.- mi miró incrédula.

- Ay reina, ps los besos que me dio a noche decían otra cosa.

- ¿Besos? Nos los recuerdo, que aprovechado me besaste dormida.

- Tiene razón, no me resistí a esa boquita tan bonita y le robé unos, pero ya que está despierta y en sus cinco sentidos, ¿Le gustaría darse otra oportunidad conmigo?.

-  Obviamente quiero estar de nuevo contigo, ¿No te has dado cuenta? Me haces falta, evidentemente mi vida sin ti es un desastre.

La tranquilidad había vuelto al rancho, esta vez todo iba a ser diferente.

Libertad- OGL 👑🐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora