Parte 4

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Después de despedirnos de los invitados, decidi darme un baño para poder descansar mejor, mientras el agua corría por mi cuerpo cerré los ojos, lo primero que se vino a mi mente fue su rostro, recordaba todos los detalles. Su mirada profunda, su mandíbula marcada y su seductora sonrisa, no pude evitar que se me escapara un suspiro.

Abrí los ojos para poder dejar de pensar en él, tenía a Enrique del otro lado de la puerta, eso me hacía sentir terriblemente mal.

Comencé a limpiar mi cuerpo, cuándo llegué a mis muslos vi las marcas que había en ellos, el sentimiento de lástima se había ido y ahora me sentía furiosa con Enrique. Termine de tomar mi baño, seque mi cuerpo y me prepare para poder dormir.

-Ven nena.- dijo al verme salir del baño.

Su voz que antes me parecía encantadora ahora era irritante para mis oídos, lo ignore y camine al vanity.

-¿Estás molesta?.- volvió a irritarme.

- Claro que lo estoy, ¿Te parecen poco los moretones que dejaste en mis muslos?.- reclamé.

- Lo hice que tienes que no te comportas, debes cuidar tus palabras y ser más refinada, todo el tiempo te lo tengo que recordar.

- No soy tu marioneta Enrique, en ningún momento me comporte de forma incorrecta.

- ¿Ah no?, andabas siguiéndole la corriente a los amiguitos de Carlos, muy nefastos por cierto.

- Pues a mí no me lo parecieron, fueron amables y muy divertidos.

- Claro, si son igual de ordinarios que tú.

- Por lo menos no andan por la vida tratando de aparentar.

- ¿Aparentar qué Fátima? ¿Se te olvida de qué familia vengo? ¿Quién es mi padre?.- Gritó furioso.

- Tu lo acabas de decir, el importante es tu padre, tú simplemente eres su sombra.

De un momento a otro sentí cómo mi mejilla comenzaba a arder y entimecerse al mismo tiempo, no lo esperaba, Enrique me había había dado un puñetazo en el rostro.

- Lárgate de mi casa.- grité molesta, para después encerrarme en el baño.

Escuche recogía sus cosas, unos minutos después salió de la habitación y bajo las escaleras, brinque al escuchar azotar la puerta de la entrada.

Mire mi rostro en el espejo y no pude evitar llorar, ¿Cómo había permitido esto? Definitivamente ya nada esta bien en la relación, muchos años había aguantado pero ahora algo dentro de mi ya no me permitía soportar.

Llevaba horas recostada en la cama, llorando mientras sostenía una compresa de agua helada en mi mejilla.

El sonido del timbre me despertó, aún con dolor me levanté de la cama y bajé para ver quién era, al abrir la puerta me topé con la última persona que quería ver.

- Lo siento nena, lo que pasó ayer fue un error.- Dijo entrando detrás de mi.

- ¿Lo siento Enrique? Eres un estupido al venir aquí, te dije que no te quería volver a ver, vete y llévate contigo tus asquerosas flores.

- No mi amor, yo se que me equivoque y estoy muy arrepentido, por favor perdóname Fátima, tú mejor que nadie sabes lo mucho que te amo y lo importante que eres para mí.

Sus palabras me estremesian, me confundían.

- No tengo justificación, lo que hizo no volverá a pasar, pero no me puedes dejar Fátima, te necesito, tu eres la mujer con la que quiero formar una familia, la indicada para ser madre de mis hijos.

Madre... yo siempre he soñado con ser madre, él lo sabe, sabe perfectamente que fibras tocar para lograr desbatatarme.

Conoce mis pensamientos y mis anhelos, dentro de mi existe la necesidad de formar una familia, de tener pequeños niños corriendo por la casa.

- Tienes que cambiar Enrique.- suspire.- si quieres formar una familia conmigo tienes que cambiar.

- Lo haré, tú dime en qué y lo haré.

-Tienes que dejar de ser perfeccionista, no volveré a aceptar que corrijas informa de hablar o vestir, tienes que controlar tus impulsos, si vuelves a golpearme no dudaré y pondré una denuncia en tu contra.

- No será necesario nena, vamos a cambiar y a mejorar, pondré todo de mi parte, vamos a estar bien mi amor, te amo.- dejo un fugaz beso en mis labios.

Lo perdoné, tontamente decidí olvidarme de todo y darle otra oportunidad, ¿Por qué? Dentro de mí sabía que en el fondo quería formar una familia con él, sería un padre espectacular y un esposo...con detalles, pero al final nuestro amor debía triunfar.

Al fin y al cabo, eso era lo que todos esperaban de nuestro noviazgo.

Pasamos el resto de la mañana recostados en cama, él dejaba leves caricias sobre mi cabello, mientras yo simplemente fingía dormitar para no tener que hacer lo mismo, no lo sentía.

- Carlos me llamó.- dijo esperando que yo respondiera.- Nos invitó a tomar un trago en el nuevo bar de Cholula, ya sabes el que.

- Si, ya se cuál.- dije interrumpiendo.- no iré, no puedo usar un vestido y peor aún mira mi rostro.- suspiro.

- Podrías intentar cubrirlo con maquillaje, no quisiera faltar y que piense que me tomo a la ligera sus invitaciones.

- Dudo que el maquillaje pueda cubrirlo, a demás aún me duele, prefiero quedarme y descansar, pero tu puedes ir.

- ¿Y qué diré sobre tu ausencia?.- cuestionó.

- Di que me siento mal.

- ¿No te molesta?

- Para nada, que yo no pueda ir no quiere decir que tú no puedas hacerlo.

Unas horas después, el se levantó de la cama y se vistió para poder ir al nuevo bar, dejó un beso en mi frente y se marchó.

¿Qué habría pensado Ovidio al verme con tremendo golpe? Definitivamente lo último que diría es que me veo bonita, como lo mencionó la última vez que nos vimos.

- Volví.

- ¿Te fue bien?

- Si, pero ya te necesitaba.

Comenzó a besarme descontroladamente, su más besos pasaron de mis labios a mi cuello y bajando hasta mis pechos, yo sólo me dediqué a seguirle la corriente. Todo pasó rápido, sin ser extraordinario o seductor, simplemente se trataba de satisfacer nuestras necesidades.

Estaba agotada por el fin de semana, tantas emociones me habían desconsertado, me quedé profundamente dormida.

Desperte al sentir como Enrique besaba mi frente.

- Nena.- dijo acariciando mi cabello.- me tengo que ir, sino me apresuro perderé mi vuelo.

- Está bien, me cambio y te llevo.

- No te preocupes pedí un taxi, tú quédate a descansar.

- ¿Estás seguro?.

- Si, por favor haz lo posible por ir pronto a verme.- asenti con la cabeza.- te amo.- se despidió con un beso en los labios.

- Y yo a ti.- dije para verlo partir nuevamente por aquella puerta.

No pude volver a dormir, mi cabeza pensaba mil cosas, pensaba si era correcto darle otra oportuna a Enrique, ¿Será posible qué esta relación tuviera solución?.

Libertad- OGL 👑🐭Where stories live. Discover now