Parte 32

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Con mucho pesar me levanté de la cama, era lunes por la mañana y lo último que quería hacer era ir a trabajar. Ovidio se había ido ayer por la noche y me moría de ganas de estar con él, cada vez me costaba más dejarlo ir.

Después de arreglarme salí de mi cuarto y fui directo a la cocina.

- Lolita, buenos días.

- Buenos días mi niña, hoy si se te pegaron las sábanas.

Me regaño y dejó un vaso de jugo verde frente a mí, sin pensarlo llevé el vaso sobre mis labios y lo bebi rápidamente.

- Ya estoy terminando tus huevos.

- No, ya no me da tiempo.

Salí corriendo de la cocina, mientras escucha a Lolita quejarse porque me hará daño no desayunar, tomé mi bolso y salí con dirección a mi trabajo.

- Buenos días.- Salude a Samantha y Mickey al entrar.

- Hola ¿Qué tal tu fin?.- preguntó Samantha.

- Si Fátima, cuéntanos ¿Qué hiciste éste fin de semana? Vienes muy alegre.- rodé los ojos.

- Nada del otro mundo, sólo dormir, ¿Y ustedes?

- Yo fui con mis padres a una comida en Casa Puebla, ya saben a hablar sobre la casa hogar.- expresó Samantha.

- Claro y a ver a Rafael.- se burló Mickey.

Rafael era hijo del gobernador, no era un secreto que él y Samantha mantenían una relación de amigos cariñosos, ella creía que tenían algo más serio, pero él sólo la utilizaba. 

- Pues si, si estaba y por cierto les manda saludos.- dijo molesta, saliendo de la oficina.

- Se enojo.- mencione.

- Sólo dije la verdad, la que no la dijo fuiste tú.- lo vi sorprendida.- siempre que vienes así es porque lo viste, te conozco.- reí.

- Tienes razón, fue un buen fin de semana.

- Te lo dije, te conozco.

Estaba por responder cuándo Samantha entró por la puerta, más mal humorada que cuándo se había ido.

- Ya es hora de trabajar.- mencionó.

Pude ver cómo Mickey mordía su labio para aguantar la risa, yo sólo la observé, sus ojos estaban humedecidos.

- Bueno me voy, porque tenemos "mucho" trabajo.- se despidió Mickey.

- ¿Te puedo ayudar en algo?.- Le cuestioné.

- No, gracias.- respondió seca.

- Bueno, si necesitarás de mi ayuda con gusto estoy para ti.

Ella sólo asintió con la cabeza, mientras se la pasaba hojeando los papeles que estaban sobre el escritorio, sin ningún sentido y sin ningún orden.

Me senté frente a ella, tomé la lista del pedido de víveres, comencé a revisarlo y a buscar lo necesario para poder recibir los alimentos que llegaban cada inicio de semana.

- ¿Podemos tomar un café después del trabajo?.- me preguntó.

- Claro, tengo la tarde libre, podemos ir a dónde gustes.- sonreí.

Ella respondió mi sonrisa a secas, nuestra jornada laboral continuó, Samatha seguía perdida en la nada y yo sólo me dedicaba a trabajar.

Revisaba que los alimentos que Carlos Gamboa traía vinieran en buenas condiciones y que fueran las cantidades que correctas.

Libertad- OGL 👑🐭Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon