Parte 60

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El fin de semana fue tranquilo, pasé todo el tiempo con mis padres y mi hermano, mi papá se animó tanto de verme que aceptó salir a comer a un restaurante, definitivamente iría más seguido a verlos.

El domingo después de desayunar regresé a Puebla, de igual forma me tomé mi tiempo y conduje despacio.

A pesar de mis pocos ánimos comencé a retomar mi vida, trataba de pasar la mayor parte del tiempo en el spa para poder mantener mi mente ocupada y no pensar más en Ovidio.

En el fondo deseaba que me buscará, pero habian pasado tantos días que ya no tenía esperanzas. Por las tardes regresaba a casa, trataba de ver películas para distraerme, pero nunca les prestaba atención.

Sólo me perdía en mis pensamientos, la televisión continuaba encendida y una copa de vino me acompañaba todas las noches, mientras acariciaba entre mis dedos el relicario que Ovidio me había regalado. Muchas noches pensé en llamarlo, cuándo la soledad me invadía y no podía conciliar el sueño era cuándo más débil me sentía, pero decidía detenerme y optar por tomar una de mis pastillas para dormir.

Una de esas mañanas productivas Mickey me hizo un comentario.

-Te notó extraña, bien pero extraña, no sé cómo explicarlo.

- Estoy bien, ya me siento mejor.

- Si lo sé, puedo ver qué estás retomando tu vida, pero algo está raro.

-Bueno, todo cambio en mi vida, definitivamente no volveré a ser la misma de antes.

-Si lo vemos así tienes razón.

Sabía que algo estaba mal en mi, no era normal utilizar pastillas para poder dormir me había vuelto tan dependiente que ya no sólo tomaba una, había aumentado la dosis y tomaba media tableta más por la mañana, para poder estar tranquila.

- ¿Qué harás esté fin de semana?.- cuestionó Mickey la mañana del viernes.

-Ire a Veracruz a visitar a mis papás, ya tengo la maleta en la cajuela.

-¿Las cosas van mejor?.

- Si, mi mamá está más tranquila y mi papá feliz, Marco ya no se irá a Alemania se está haciendo cargo de la empresa.

-Lo ves, te dije que poco a poco todo iría marchando bien.

-Tiempo al tiempo.- aseguré.

Mentíria si dijera que ya no siento nada, la realidad es que mi corazón estaba destrozado y mis pensamientos eran una maraña. Ni yo misma sabía lo que quería, quería alejarme de Ovidio y a la vez ir corriendo a sus brazos, no puedes dejar de amar a una persona de la noche a la mañana, pero me detenía, era consiente de que la vida que el llevaba es complicada y más para mí que había crecido en un mundo diferente.

Entre comidas elegantes, cenas de beneficencia, buenos modales y dar la mejor imagen frente a la sociedad, tampoco lo quería de nuevo en mi vida, pero al menos era un mundo el cuál conocía desde pequeña.

Alejé mi mente de esos pensamientos revisando las transferencias bancarias del spa y verificando que llevarán las agendas en orden.

- Saludame a tus padres.- Mickey y Samantha se despidieron de mi en el estacionamiento.

-Sabes que si.- besé la mejilla de Mickey.- Ojalá un día puedan acompañarme.- miré a samantha.- me gustaría mucho que mis padres de conocieran.

- Muchas gracias Faty, espero que pronto sea así.- besó mi mejilla.

Subimos a los respectivos autos y tomamos rumbos diferentes, maneje por un par de horas hasta llegar a casa de mis padres, estar junto a ellos me daba tranquilidad.

Libertad- OGL 👑🐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora