XLVIII - La boda

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Narrado por Terry

- ¿Dónde fueron a la despedida de soltero? - ¡Mierda! En este momento me gustaría traer a rastras al Inventor y que él mismo me saque del lío en el que me ha metido, piensa Grandchester piensa, estoy mudo y Candy cada vez tiene una cara más interrogante.

- Stear nos llevó a un club - muy bien, muy bien, fue una excelente respuesta.

- ¿A cuál club? - claro que iba a indagar más ¿qué esperabas? si es la misma entrometida de siempre, ya estoy sudando de la ansiedad, aunque...

- No recuerdo el nombre - y en serio que no lo recuerdo, al menos voy bien sin mentir. Sí le pienso contar todo, porque en realidad no hice nada malo, pero no quiero aventurarme a confesárselo la noche antes de la boda y averiguar si se molestará conmigo o no. De repente todos gritan desde abajo.

- ¡Vamos Romeo, que las chicas tienen que descansar! - he sido salvado, aunque sea por hoy.

- Te amo Pecosa, mañana serás oficialmente la Señora Grandchester- la abrazo por la cintura.

- Y tú serás mi esposo - me roza su naricita levantándose de puntillas y me besa delicadamente la boca.

- Buenas noches, te estaré esperando en el altar - le sonrío y bajo por el balcón, como buen Shakespeariano tenía que hacer mi salida triunfal, todos le hacen adiós con la mano a las chicas, Tom comienza a tocar la guitarra y a cantar para darle estilo a la retirada, era cierto que tocaba mejor borracho.

Dormiré en la casa de Eleonor y también lo hará el Duque, es irónico que un día antes de mi boda, sea la primera noche que pasaremos todos juntos en la misma casa, como si realmente hubiéramos sido una familia.

Narrado por Candy

- ¡Buenos días dormilona!- me despiertan Annie, Patty y Karen - ¡¡Hoy te casas!!- todas se suben en la cama y comienzan a saltar, mientras me río a carcajadas, logro pararme y unirme a sus saltos, de repente nos enredamos y terminamos cayendo una encima de la otra, no podemos parar de reírnos.

- Chicas, gracias por vivir esto conmigo -

- Amiga ni lo digas, más bien nosotras somos las afortunadas por ser parte de la mejor boda de la historia-

- Karen no exageres-

- Amiga ya hay una multitud en la salida de la mansión con carteles y todo, y al parecer la gente está al lado de la calle siguiendo el recorrido hasta la catedral, sabes que son algunos kilómetros hasta allá, deben ser miles de personas, esto es como una novela romántica hecha realidad - suspira. En eso entra Dorothy con té, frutas y galletas, comemos en la mesita que tiene vista al jardín.

- Amiga la serenata de ayer, por Dios, ese Graham anda inspirado, lo malo es que le dejó la valla muy alta a los demás -

- Sí, ya todas queremos nuestra serenata cuando San Antonio nos haga el milagrito de casarnos- todas asienten. Terminamos de desayunar, ellas se van a asear, mientras Dorothy me prepara el cuarto de baño.

Las maquillistas del teatro han sido contratadas e invitadas a la boda, así que llegan desde temprano para prepararnos. Abrimos la puerta que comunica mi habitación con la de al lado para que haya un lugar amplio donde maquillarnos y peinarnos juntas.

- ¡Candy llegó el vestido! - todas detienen la respiración mientras que Coco entra por la puerta con seis asistentes que sostienen el vaporoso vestido y muchas cajas, de repente todo se vuelve una locura entre atuendos, maquillistas, estilistas, niños, bocadillos, todo en un ambiente de felicidad que me ayuda a no ponerme más nerviosa.

El apartamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora