LX - Adiós América

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Advertencia:
Contiene lenguaje erótico solo para mayores de edad.

Narrado por Terry

Tres años después...

La guerra por fin ha terminado.

Hamlet fue todo un éxito y tuvimos que extender las presentaciones por varios meses, nos aventuramos a hacer la gira por el país llevando al bebé, fue toda una locura, el acoso de la prensa y los curiosos nunca disminuyó, ahora más bien se esforzaban por capturar cada momento de Therius y a veces Candy se ponía peor de sobreprotectora que yo, pero simplemente no había opción, o iban conmigo o renunciaba a la gira, no podía imaginarme pasando todos esos meses sin Candy perdiéndome todos los primeros momentos especiales de mi bebé, así que lo hicimos y aunque no fue fácil, al final fueron meses felices recorriendo Estados Unidos.

Mi madre no actuó en Hamlet por su embarazo, pero hace un mes la Compañía Real Shakespeariana nos invitó a presentarnos en Londres y en el Shakespeare Memorial Theatre en Straford Upon Avon, la ciudad natal de Shakespeare, así que muy pronto veré un doble sueño cumplido, actuar junto a mi madre y en Inglaterra.

Mi padre regresó a Londres hace unos meses, el rey le ordenó reincorporarse a la Cámara de Lores apenas terminó la guerra. Mi madre y mi hermanito se quedaron en América, pero mañana todos partiremos hacia Inglaterra. El Duque ya ha arreglado todo para nuestra nueva residencia, al inicio será temporal, aunque si todo sale como espero, pienso proponerle a Candy que nos quedemos indefinidamente.

- Papi - siento un apretón en una de mis piernas.

- Dime Therius - me inclino a su nivel para que me hable mirándome a los ojos, es un niño muy enérgico y conversador, Candy siempre presume que al menos tiene su personalidad y su apetito, aunque definitivamente aparte de ser una copia física de mí, también heredó mis celos excesivos, en especial con sus hermanas.

- ¿Eli y Bianca pueden ayudarme a apagar las velas? - me pregunta con una gran sonrisa.

- Claro, pero deberás enseñarles, creo que aún no saben soplar - miro a Candy, tiene alzada a Bianca, mientras que mi madre sostiene a Eli, hace poco cumplieron 1 año, son las gemelas más hermosas del mundo, dos Pecocitas idénticas a Candy, la única diferencia entre ellas es que Eli tiene un lunar cerca de la boca, igual que mi madre.

- Papi entonces Richy, Anthony, Rose, Mark y Arnold ¿también pueden ayudarme a soplar las velas? -

- Está bien, pero tendré que acomodar el pastel para que todos puedan soplar - sí en efecto, hay un montón de niños Ardley, Cornwell y Grandchester. Primero nació mi hermanito Richard, Richy, un niño castaño de ojos azul zafiro como los de mi madre y los míos, todos dicen que usaron el mismo molde, los genes Grandchester son más que dominantes, el chico es tan parecido a Therius que muchos creen que son gemelos. Un mes después del nacimiento de Therius, Karen descubrió que estaba embarazada, así que mi amigo que se iba en un viaje largo de negocios a Brasil, se la llevó a la iglesia más cercana y se casaron, luego se fueron juntos a pasar una muy larga Luna de miel a Suramérica, solo regresaron justo a tiempo para que Anthony naciera en Estados Unidos, es un niño castaño, de dulce mirada, a veces relajado como Albert, otras veces demasiado expresivo como Karen. Un año después nació Rose Marie, una preciosa niña rubia de ojos verde esmeralda, idéntica a su difunta hermana, ella tiene de cabeza a Albert, la llama su Pequeña Princesa.

Richy, Anthony y Therius, son los mejores amigos, aunque se pelean seguido, son el trío perfecto para un sinfín de travesuras, Candy los bautizó los tres paladines de las gemelas.

La fiesta del 28 de diciembre se ha convertido en toda una tradición cada año en la mansión de Nueva York, hace dos años todas las chicas bailaron el baile del vientre, la Tímida y la Gordita se unieron, habían ido a las clases intensivas que fue Candy, así que no me sorprendí cuando dos meses después ambos Cornwell tenían una boda doble con sus muy embarazadas novias. Cómo olvidar cuando le dije a Candy que todo fue por su mala influencia, me dejó sin sexo cinco largos días, aunque nada se podría comparar con la miseria que viví en las cuarentenas, aunque le agradezco a Candy que se esforzara complaciéndome con la técnica del zucchini, plátano, pepino y demás nombres derivados de frutas y verduras, aún desconozco porqué los llama así.

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