LXIII - Capítulo Final

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Festival de Mayo 1934

Narrado por Terry

- ¿Me concede el honor de este baile princesa Julieta? - ella me sonríe como aquella vez hace 20 años.

- Claro Romeo - la tomo de la mano y la llevo al centro de la pista, pongo mi mano en su cintura y comenzamos a bailar ante la atenta mirada de todos los jovencitos, parece que somos una especie de leyenda en este colegio. Los chicos nos han contado muchas de las anécdotas que se cuentan aquí, algunas exageradas por el tiempo, pero otras totalmente reales.

Nuestro escape del colegio aún se menciona como la peor blasfemia hecha al San Pablo y a Sor Gray, que se retiró hace varios años, dejando como directora a Sor Margaret, ella ha hecho del colegio todo lo que es hoy, un lugar sin celda de castigo ni aquella torre infrahumana que hizo desaparecer. Hoy en día el Real Colegio San Pablo es un colegio que ha mejorado con métodos más pedagógicos y mucho menos carcelarios.

Después de pensarlo mucho y ver los cambios, Candy y yo accedimos en que los niños entraron a este colegio, más que todo por insistencia de ellos mismos, los niños Cornwell y Ardley iban a asistir y Therius junto a las gemelas, no quisieron ser excluidos del grupo de sus amigos y de sus "amores".

La única condición que Candy puso para aceptar el ingreso fue que aceptaran que no estuvieran en condición de internos, dijo que crecían demasiado rápido como para dejarlos ahí y solo verlos el quinto domingo. Así que entre semana vivimos en el Castillo Grandchester y los fines de semana estamos en Straford Upon Avon. Así que sin querer seguimos rompiendo las reglas del colegio aún ahora, para martirio de Sor Margaret.

La contemplo mientras bailamos, está más hermosa que nunca, los años la han hecho una criatura irresistible, tanto que ahora jovencitos como mayores la admiran embobados.

- Te ves preciosa - le digo mientras la abrazo más fuerte contra mi cuerpo.

- Terry estamos bailando muy cerca, si nos ven los niños se van a abochornar -

- Pasan abochornados siempre que nos miran, ya deberían acostumbrarse - nunca hemos sido buenos ocultando nuestro amor y constantemente avergonzamos a los niños con nuestras muestras de afecto. Miro como Graham se acerca a paso firme junto a Amy Cornwell, la segunda hija del Elegante.

- Papá... por favor... nos están avergonzando - criar adolescentes está siendo "aborrecente", nuestra casa está más llena de drama que nunca. Graham es nuestro cuarto hijo, una mezcla perfecta entre Candy y yo, castaño, con rizos, de ojos verdes y con una mezcla de carácter entre ambos, que ha sido la causa de muchísimas visitas a la dirección del colegio y solamente lleva un año aquí. Candy dice que con él la pagamos triple por nuestras travesuras, yo digo que lo consiente demasiado, aunque sé que ella aún lo considera su bebé.

- Vamos a nuestro lugar especial - me susurra en el oído. La tomo de la mano y camino hacia Therius que está concentrado mirando con ojos calculadores cada movimiento de las gemelas, está cuidándolas del montón de pretendientes que se pelean por bailar con ellas, entre ellos sus primos Cornwell y Anthony Ardley.

- Sigue cuidándolas, iré a pasear con tu madre -

- Cariño baila con Rose Marie y deja a las gemelas en paz por un rato- Therius y yo miramos desaprobatoriamente a Candy, las gemelas son las niñas más hermosas que han pisado este colegio después de Candy, y tanto Therius como yo estamos de acuerdo con que hay que espantar a cualquier aprovechado que quiera seducirlas. Aunque Candy insiste que pensamos eso porque cada ladrón juzga por su condición. Sabias palabras, aunque nunca lo admitiremos.

- Vamos ya - Candy me hala y llegamos casi corriendo hasta la segunda Colina de Pony. Me tropiezo casi llegando y ambos caemos entre varios narcisos que han florecido cerca de nuestro árbol.

El apartamentoWhere stories live. Discover now