XXXV - Vampiresa

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Narrado por Candy

Despertamos temprano, tenemos que hacer maletas y tratar de compactar todo lo posible los regalos para llevarlos al Hogar de Pony, debí haberlo pensado antes de comprar juguetes tan grandes, pero no pude contenerme, el solo imaginarme lo felices que se pondrán los niños con los obsequios, vale la pena todas las incomodidades que pasaremos en el tren.

Terry se ha ido a su habitación a preparar su maleta, así que entro a despedirme.

- Ya me voy a desayunar con Karen y tu madre - le digo desde la puerta pero no lo veo.

- Pecas ven aquí- me llama desde el baño. Llego y me señala su cuello - Parece que una vampiresa me visitó anoche y me dejó un gran moretón-

- Lo siento, no sabía que eso podía pasar- le digo apenada.

- Ven - él me abraza contra el lavado, justo en frente del espejo - las maquillistas lo arreglarán hoy, pero tendrás que darme maquillaje para el viaje, a menos que quieras que todos se enteren de la pasión con la que me haces el amor día y noche - me susurra en el oído

- De verdad perdón, no sabía que podía dejarte esa marca -

- ¿Y estás segura de que no intentabas marcar tu territorio? Porque en ese caso deberíamos quedar en igualdad de condiciones- me dice mientras me besa el cuello y trata de succionarme.

- ¡No, Terry! - lo trato de apartar, pero él me aprisiona más fuerte, mientras me mira a través del espejo - Terrence Grandchester ¡no te atrevas!- él se ríe.

- La próxima vez que me dejes una marca así, te dejaré una igual y hoy te salvas porque mañana estaremos con tus madres - me dice mientras me aprisiona aún más, siento su erección en medio de mis nalgas y gimo, cerrando los ojos.

- Sabes que dormiremos separados en el Hogar y.... en el tren tendré que ir en el ca...marote con Dorothy, aunque ella se... baja en Chicago para pasar navidad, el via...je de ahí hasta el Hogar de Pony es... corto- le digo con voz entrecortada mientras él se restriega sobre mi cuerpo.

- ¿Me insinúas que aproveche el tiempo y te haga el amor ahora mismo? - me pregunta mientras levanta la falda de mi vestido y corre mis bragas. Asiento con la cabeza. Siento como su miembro se va adentrando lentamente, contengo la respiración, estoy viendo mis reacciones en el espejo, Dios no sabía que hacía esta cara de placer.

- Terry... - él me mira por el espejo y sonríe de lado, sin perder el ritmo que acaba de empezar, huele a cítricos y madera, se acaba de afeitar, ese olor despierta aún más mis sentidos.

- Concéntrate en sentir pequeña Pecosa - me abre los botones del vestido y mis senos quedan libres, él los masajea con sus habilidosos dedos concentrándose especialmente en mis pezones, haciéndome gemir cada vez más fuerte.

- Terry... más duro - le exijo. Él me sonríe complacido y tomándome fuerte por la cintura comienza sus embestidas como me gusta, siento su intensidad y su premura, mientras baja mi vestido por los hombros y comienza a darme pequeños mordiscos en la espalda, la sensación me está enloqueciendo, tengo que agarrarme fuerte del lavado para mantenerme en pie, mis piernas ya no me sostienen por el cúmulo de sensaciones que me recorren el cuerpo.

- ¿Qué tan duro lo quieres Candy? ¿Así? -Él me penetra muy fuerte, el magnetismo entre nuestros cuerpos es celestial, cierro los ojos, concentrándome en sentir y disfrutar.

- Ah ja - le respondo, su ritmo y vernos en el espejo, me está llevando muy rápido al clímax. Él toma mi cabello con una mano y me hala para que me acueste a su cuerpo. Camina hacia atrás hasta sentarse en la tina, recuerdo la posición de la silla, ahora estoy al mando así que comienzo a subir y bajar sobre su masculinidad manteniendo el ritmo rápido. Él gime roncamente mientras dirige su mano a mi clítoris. Terry es un excelente amante siempre está al pendiente de que mantenga mi nivel de excitación al máximo, ahora es mi turno de gemir, siento como una explosión de colores sale desde mi zona íntima hacia todo mi cuerpo, grito su nombre, mientras su fluido también sale expulsado dentro de mí, me aprieta fuerte a su cuerpo para terminar su descarga y jadea satisfecho.

El apartamentoWhere stories live. Discover now