XXXIII - Fantasías

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Narrado por Candy

Me despierto y la cama está vacía. Que raro... ¿Dónde estará? Me pongo la bata y bajo al primer piso.

- Señorita Candy, buenos días ¿quiere desayunar ya? -

- Aún no gracias ¿Sabe dónde está Terry?-

- El Señor Grandchester está en la habitación que acaban de remodelar -

- Gracias Señora María - me dirijo al cuarto de ejercicios, cuando entro definitivamente no estoy preparada para lo que veo

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- Gracias Señora María - me dirijo al cuarto de ejercicios, cuando entro definitivamente no estoy preparada para lo que veo. Ahí está mi casi esposo, frente a la ventana, sin camisa, viendo al jardín, la luz ilumina su cincelado rostro, está distraído acomodándose el cabello así que sus hombros se ven aún más grandes, su trasero es de piedra, mientras se lleva un vaso de agua a la cara y se refresca, estoy sin respiración, la imagen es supremamente sexual, así que me acerco sigilosamente como abeja a la miel y lo abrazo por la espalda. Él ya me había escuchado pero se quedó inmóvil, esperándome. Me toma las manos y se las lleva a la boca para besarlas, luego se vuelve y me mira intensamente.

- Buenos días Pecosa - me susurra en el oído, mientras me toca la espalda con sus dedos.

- Buenos días - me sale en un hilito de voz.

- No quise despertarte - me dice mientras baja su mano hasta mi trasero.

- Ah ja - ya no puedo ni hablar.

- ¿Nos damos un baño? - me pregunta cerca de la boca, asiento con la cabeza. Me toma de la mano y me lleva a rastras hasta la habitación, cuando pasamos por la sala veo a Dorothy y a la Señora María ponerse rojas como tomates, Terry no se ha puesto su camisa.

- Terry debes cubrirte, vas a infartar a las mujeres de esta casa -

- Que se acostumbren Candy, es mi casa, además no me veo mal -

- ¡Presumido!- él se ríe. Entramos al baño, pone la tina a llenar y rápidamente me quita la bata y de un tirón rompe mis bragas. Otra menos. Él baja sus pantalones y me vuelve haciéndome que me incline y me apoye en la tina, él se introduce en mi de un empujón y gime roncamente.

- Candy cuanto te deseaba - me dice mientras arremete contra mí en movimientos fuertes y constantes, estamos en perfecta posición para alcanzar mi punto A, quiero intentar tener esos multiorgasmos, así que me concentro en sentir, él toma fuerte mi cintura y sigue haciéndome el amor salvajemente, siento la sensación de las glándulas de Skene, como explicó Indira son como ganas de orinar, me concentro en dejarme llevar por las sensaciones y liberarme. Su mano va directo a mi clítoris.

- Aquí Terry - le digo mientras dirijo sus dedos más arriba y hago que presione más fuerte.

- ¿Te gusta así?- me dice agitado.

- Sí sigue - sus dedos son hábiles y entiende perfectamente lo que quiero.
Estoy en la cúspide de las sensaciones así que me libero haciendo que de mi cuerpo salga una eyaculación femenina mientras un enorme clímax me envuelve, la sensación es duradera y me dan unas ganas intensas de atrapar su miembro, él siente mi intensa contracción y gruñe fuerte. Nuevamente me dejo llevar por otra oleada de placer, es otro orgasmo, vuelvo a agarrar su mano y la dirijo ahora a mi clítoris, sus dedos me tocan a la perfección haciendo que rápido tenga mi tercer orgasmo, estoy totalmente entregada a las sensaciones y gimo sin control.

El apartamentoWhere stories live. Discover now