Los Pecados del Padre

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La luna se reflejaba en el gran lago, las estrellas cubrían el firmamento desde la Ciudad Zafiro hasta las montañas, sería un espectáculo hermoso si no fuera por las ráfagas de viento que helaban hasta los huesos.

Los invitados arribaban y entraban apresurados al castillo, más de cien en total. Casi todos los nobles del reino habían sido invitados: duques, marqueses, condes y hasta algunos barones; todos acompañados de sus respectivas esposas y guardias personales.  Al momento de requisar las armas hubo diversas disputas pero al final todas y cada una fueron entregadas a pesar de las constantes quejas.

Todos los guardias fueron escoltados a la sala del torreón menor.

Tener a soldados borrachos de todas partes del reino en un solo lugar ciertamente ocasionaría un gran problema.

Sir Jerome conocía personalmente a muchos de ellos. Reconoció a lord Alfred Lagley, marqués de Colina Roja, de cabellos tan rojizos como las llamas. Él era encargado de las finanzas y de la economía del reino aparte de ser un buen amigo del rey y prácticamente residía en el castillo pero partió devuelta a sus tierras hacía dos meses para estar un tiempo con su familia y de paso, por lo visto, traer de regreso a su hija de cabellera igual de roja que la de su padre, su nombre era Aisha y fue fue la dama de compañía de la princesa Luna pero tuvieron sus diferencias y por eso se fue, o al menos eso fue lo que escuchó por parte de las criadas. 

—Lady Aisha, es un placer verla de nuevo en el castillo. Su belleza nos iluminará el día de nuevo —le halagó Jerome. 

—Mu... Muchas gracias, Decimotercero —balbuceó la chica, sonrojándose. Era obvio que no estaba acostumbrada a los halagos. Aunque eso no era de extrañarse, el poco tiempo que estuvo la corte el año pasado había estado al servicio de la princesa heredera—. Vos tampoco se ve tan mal. ¿Se afeitó la barba?

—Sí —admitió pasándose la mano por el cuello—. El Primero dijo que había que estar presentables para recibir a los  invitados.

—Se veía mucho mejor con ella. Tal vez le tenga que decir a Sir Arthur que no sea tan estricto para la próxima vez... ¿Puedes decirle padre?

El marqués rió y asintió.

—Se lo agradecería mucho, mi señora —respondió Jerome haciendo una reverencia. 

El último en llegar fue lord Steven Silverwing, duque de Argir, señor del Castillo de Plata y Escudo de Puerto Plata. Con su cabello argentado y su porte regio lo saludó con cordialidad. Era escoltado solamente por su sobrino, Sir Alvar Silverwing, un joven apuesto de veinte años de cabellos platinos y ojos pálidos como el hielo sucio, con la piel blanca que parecía translucida. No era un albino como la princesa Luna pero casi. Por ese motivo había sido apodado por el mismo Sander como Plata Blanca

—Su Alteza Real y su esposa llegaron hace un par de días —les informó Jerome—. En este momento deben estar en la Sala de Banquetes. ¿El rey no vino con vosotros?

—Me alegro escuchar eso —respondió el duque—. Hubiéramos llegado con ellos pero en el camino vi un ciervo blanco como la nieve y pensé que sería un buen regalo para la princesa. Lástima que lo perdimos de vista y tuvimos que quedarnos a cazarlo. Y no, sabemos que Su Majestad fue a Puerto Plata a revisar las nuevas naves de la Flota Real para compensar las destruidas pero en ningún momento tuve contacto con él.

—Ya veo, mi señor. Y si me permite hablar libremente puedo preguntarles si lograron atrapar al ciervo blanco después que lo perdieron de vista.  

—Fue mi culpa —admitió Plata Blanca—. Fallé con la ballesta y lo asusté pero al final pudimos atraparlo después de varios días en el bosque. Tal vez es una señal, ¿no lo cree, Sir Jerome? —El sobrino sacó de debajo de su capa una caja de madera, claramente emocionado por su logro. No había que ser un genio para saber que Alvar le pediría la mano de la princesa al rey—. Espero que a Su Alteza Real le guste, los rumores dicen que es una persona muy exigente en este tipo de detalles.

(GANADOR WATTYS 2018) Crónicas de la Torre y la Luna: El DecimoterceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora