La Encrucijada (Parte 2)

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—...John —repitió el Decimotercero todavía escéptico, alejándose y tropezando con una de las botas. Tuvo que contenerse para no vomitar. 

El pelirrojo seguía acostado en la cama con ojos somnolientos como si todavía no comprendiera lo que ocurría a su alrededor. Se levantó totalmente desnudo cubriéndose con una sábana la cual, al caer, dejó mucho más confundido a Jerome. El caballero de ojos dispares al darse cuenta de la situación pegó un grito y con toda prisa se tapó con la manta y cayó de rodillas.

—Eres una... mujer —vaciló Jerome, confundido. 

—Jerome... por favor... puedo explicarlo... sólo déjame explicarlo. Sir Charles te lo explicará.

Aún más confundido se puso de pie y fue directamente a donde estaba "Sir John" y con fuerza le despojó de la fina manta con la que se cubría. Jerome notó que estaba manchada de sangre. Frente a él se encontraba la persona que se hacía llamar Sir John Clark, el Decimosegundo Caballero de la Mesa Redonda. 

Confirmar sus sospechas más que aliviarlo, lo desconcertó muchísimo más.

Al menos no se había follado a un hombre lo cual ya era una ganancia pero ahora tenía frente a sus pies a una mujer desnuda que había manchado el nombre de los Trece Caballeros al fingir ser un hombre. No sólo le había mentido al rey y a toda la hermandad sino a todo el reino de Castelia. Lo cual era un crimen que solamente se pagaba con la muerte.

Jerome sujetó a la mujer por el cuello y la estrelló con la pared de piedra acorralándola y dejándola sin posibilidades de moverse. 

Aquellos ojos dispares lo miraban fijamente mientras sus manos trataban de soltarse.

—Por... favor —dijo la mujer tratando de articular las palabras—. De... ame... blar.

—Yo, Jerome Whitetower, el Decimotercer Caballero de la Mesa Redonda del rey Brandon el tercero de su nombre, te sentencio —El caballero hizo una mueca. La mujer comenzaba a ponerse azul—. "John Clark" a morir por los crímenes de conspiración, engaño y por haber manchado el honor de los Trece Caballeros de la Mesa Redonda —Jerome trató de sacar la daga del cinto de su pantalón pero no la encontraba.

Ese pequeño momento de distracción fue suficiente para que la pelirroja lo pateara en la entrepierna. Del dolor la soltó y ésta gateó en busca de su espada mientras murmuraba algo ininteligible. Se lanzó sobre ella y ambos forcejearon durante un momento intercambiando golpes, patadas y uno que otra mordida y rasguños.

—Por... favor... —suplicaba "Sir John". 

Finalmente le había inmovilizado. Se encontraba encima de ella sujetándole ambos brazos. Ella lo miraba a los ojos. Algo en aquellos ojos hizo que la soltara y la dejara tendida en el piso. Una vez de pie desenvainó a Hermana Negra, apuntándole con el cruel acero.

Desnuda y en una estado tan vulnerable parecía casi como si fuera inocente pero Jerome ya lo, mejor dicho, la había subestimado en el pasado. Había comprobado de primera mano su fuerza y habilidad. No cometería el mismo error dos veces.

La sentó en la cama y tomó asiento frente a ella en una butaca que había en la habitación.

—Habla —le ordenó—. Depende de lo que digas tal vez te deje vivir aunque lo dudo.

—Al... Al menos dame algo para cubrirme... —dijo la mujer sonrojándose—. ¿No fue suficiente con tomar mi virginidad y ahora me humillas interrogándome desnuda? E... eres de lo peor.

Aquella declaración lo atrapó con la guardia baja. 

—Claro... sí... Toma —Jerome le tendió su capa. 

(GANADOR WATTYS 2018) Crónicas de la Torre y la Luna: El DecimoterceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora