Una Mirada al Pasado

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Todo su cuerpo estaba amoratado por los golpes que Eznor le propició durante su cautiverio en aquella mazmorra. 

Después de que el otro mercenario lo asesinara y destazara como el cerdo que era; Luna, debido al cansancio y las constantes torturas, cayó desmayada. 

Cuando despertó se encontró acostada en una cama tapada con una sábana de lana y varias pieles de animales, no era una cama muy cómoda pero era una cama al final de cuentas. Con mucho dolor y esfuerzo logró sentarse en ella. 

Era una habitación muy humilde: cuatro paredes de piedra y una chimenea. En el fondo de aquel lugar, recostado en una esquina sosteniendo su espada se encontraba el mercenario que se hacía llamar Mychel.

—Exijo saber dónde estoy —ordenó Luna con bastante dificultad. Hablar le resultaba doloroso—. Exijo que me libere.

—Vaya, parece que ya despertó —Se puso de pie—. Pues como observa se encuentra en una cabaña de algún campesino o leñador. La verdad es que ni le pregunté que era y mucho menos su nombre. En fin, a veces el acero es mejor negociante que las palabras. ¿No lo cree, Su Alteza?

—¿Qué quieres hacer conmigo? —Trató de decirlo lo más fuerte que pudo pero eso hizo que el pecho le doliera.

—Venderos, creí que después de estar dos semanas con Eznor en las mazmorras del Castillo la habrían hecho pensar eso. Parece que no eres tan inteligente como dicen los rumores y la información que se me dio parecía confiable...

Luna permaneció un momento en silencio.

—¿Quién os dio esa información?

—Mis contactos—respondió en tono vago.

—Eso es muy específico...

—Por cierto, bonitas tetas. La vista desde aquí es bastante agradable—El mercenario rió.

No se había dado cuenta que se encontraba completamente desnuda y que la sábana que le cubrían sus pechos se había caído. Por instinto se llevó los magullados brazos al pecho para taparse. 

Mychel rió más fuerte. 

Luna se volvió a tapar con las pieles.

—¿Quién sois vos? ¿Por qué me secuestró? ¿Qué es lo que harán conmigo?

—Soy Mychel, apodado "El Zorro del Desierto". Soy un mercenario proveniente de la ciudad pirata de Vroik. A sus órdenes, Su Alteza —Aquella última frase la dijo en tono burlón mientras hacía una reverencia—. La secuestré para cobrar una gran fortuna y lo que harán contigo no me interesa en lo más mínimo.

—¿Cuántos días he estado dormida? —susurró mientras una singular lágrima caía por su pómulo izquierdo.

—Tres desde que se desmayó y poco más de dos semanas desde su cumpleaños. La movilización de vuestra búsqueda se trasladó a los ducados del norte y del sur. Estaremos unos días más en esta pequeña choza en lo que os recuperáis de las estupideces de Eznor—Removió las brazas—. Sólo lo contraté para que se infiltrara al Castillo y os sacara de allí pero el muy idiota retrasó los planes e hizo esto. Solamente espero que el barco no haya zarpado todavía...

Mychel se acercó a ella. 

Luna instintivamente se llevó sus brazos a la cara para tratar de defenderse.

—¿Qué coño estás haciendo? —preguntó, extrañado—. No soy el animal de Eznor como para pegaros sin razón alguna. Déjame ver vuestro rostro.

Luna no dijo absolutamente nada. 

Prefirió callar y no decir nada. 

Mychel comenzó a inspeccionarle la cara con suma delicadeza al igual que sus brazos y el resto de su cuerpo. Su fina piel blanca se encontraba amoratada y roja. El mercenario le aplicó una pasta de hierbas en los moretones y las heridas para sanarla, en un principio le ardió pero al final fue una de las sensaciones más placenteras del mundo. 

(GANADOR WATTYS 2018) Crónicas de la Torre y la Luna: El DecimoterceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora