Aunque Los Cielos Caigan (Parte 1)

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El banquete en honor se llevó a cabo en el Jardín Real de Arames; debido a que solamente había pasado dos semanas de la muerte de su padre no hubo muchos invitados. 

Desde la mesa de honor podía ver con claridad a los principales asistentes que eran los miembros de la corte real y algunos señores de Lorain, Navarr y Rodhea; incluso había algunos del ducado de Tores como el viejo conde Jennos Alstreim.

De la Casa Gladstone se encontrabanSir Rodrick y su esposa Arinne Stadfield quien cargaba a su niña Amel, una cría de un año. Al lado de ellos estaban Sir Ryonel y su prometida Elizabeth Alstreim, nieta de lord Jennos. Junto al resto de la familia principalestaban varios primos y tíos de ramas menores, eran fácilmente unos veinte. No conocía a todos.

La familia Gladstone fue una menor que con el pasar de los años comenzó a subir escalones en la nobleza de Castelia pasando de ser simples condes a duques todo gracias a que siguieron firmes a su juramente a la Corona en lugar de apoyar la rebelión de lord Whitetower, la Casa a la que juraron lealtad directa. 

Al final de la guerra se le otorgó a lord Alver Gladstone el título de Duque de Tores. Si algo caracterizaba a la familia aparte de la dudosa lealtad era que la gran mayoría de los hombres eran feos. Casi todos compartían las mismas características físicas como el cabello ralo, la nariz ganchuda, mentón largo y mandíbula cuadrada. Estuvo a punto de ser desposada con Sir Rodrick Gladstone, gracias a los dioses no fue así. Tenía veinte años y estaba cundido de espinillas, si tuviera que adivinar diría que hasta en el culo. 

Por fortuna al lado de ella se sentaba Trey quien comía como si no hubiera un mañana. Joanne siquiera había tocado el puré de nabos.

—Tienes salsa de miel en los labios —Cogió una servilleta, le sonrió a su esposo y limpió con ternura aunque en el fondo lo único que quería era gritar a los cuatro vientos lo que Brandon había hecho. ¿Pero en quien tenía para confiar? 

Tenía a Annabel por supuesto pero ella no poseía ningún poder, era solamente la hija del mayordomo real. La otra persona en la que confiaba lo suficiente era lord Langley pero había sido asesinado, tenía a Aisha quien ahora era la nueva Marquesa de Colina Roja pero no dejaba de ser una niña además partiría dentro de dos días de regreso a su hogar con el cuerpo de su padre para darle un entierro digno. 

Trey después de la coronación juró lealtad a Brandon frente a toda la corte. ¿Si le dijera la verdad le creería? ¿Sir Trey Blackwood creería las palabras de la esposa que odia? No podía contarle nada a Elena, desde el anuncio de la destitución de Jerome había permanecido callada como una tumba. Le preocupaba mucho su hermanita, el estilete entre sus manos le sacaba de quicio. 

Meditaba pacientemente mientras sonreía falsamente a quien sea que se le acercara, había aprendido a hacerlo muy bien en los últimos años.

—¿Sander todavía no se ha pronunciado por la coronación de vuestro hermano? —preguntó Trey, extrañado por el cambio repentino de actitud de su esposa.

—Un jinete tardaría dos semanas en llegar a Puerto Plata, un halcón llegaría en cuatro días —Joanne le informó—. Tengo entendido que... el rey envió jinetes, cuervos y halcones a todos los nobles de Castelia acerca de lo sucedido. Conociendo a mi hermano posiblemente haya tomado riendas y partido hacia aquí tras enterarse de la muerte de... padre.

A Joanne le costaba admitir que estaba muerto.

—Estoy seguro que necesitas hablar con él, ¿no? Al fin de cuentas es tu único hermano de sangre.

—No Trey —Le replicó—. Todos mis hermanos son mis hermanos de sangre. Los siete tenemos la sangre de las estrellas corriendo por nuestras venas.

(GANADOR WATTYS 2018) Crónicas de la Torre y la Luna: El DecimoterceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora