CAPÍTULO 11.-tercer fragmento

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No es la primera vez que la cargo, de pequeña solía subirla en mi espalda y simular que era un caballo. Pero ha pasado mucho de eso y ella ya no es una dulce niña, es una joven muy bella (aunque ahora esté hecha un desastre) y también es mi mate, mi alma gemela, el amor de mi vida. El deseo carnal que tengo por ella es tanto que doy gracias de tener una gran fuerza de voluntad para no marcarla ahora mismo.

—¿Falta mucho? —me pregunta adolorida.

—Ya llegamos. No te impacientes.

—¿No puedes correr? Me duele mucho la pierna. ¡Apúrate! —¡Paciencia por favor paciencia!—Si la dejas caer al piso, puede que deje de quejarse —me dice mi demonio.

—Oye ¿qué pasó con la dulce Lucy? —le pregunto sarcástico.

—No siempre puedo estar de buen humor.

—pf, si siempre estás de buen humor con todos en el palacio. —Especialmente con los hombres.

—En el palacio, no. Pero estoy con la pierna rota y siendo transportada por alguien que me odia.

—Yo no te odio —le respondo algo enojado. ¿Yo? ¿Odiarla?

—Pues te esfuerzas para mostrar lo contrario —me dice mi lobo.

—Por favor, Alan, puedes dejar de actuar. Sé que no soy de tu agrado y solo me tratas bien por Oliver, tú tampoco me caes bien.

—¿Así que eres hipócrita conmigo? —Lo que me faltaba.

¿Así que no le caemos bien? Marcala de una vez —me grita mi demonio.

Es la primera vez que estoy de acuerdo con esta cosa —habla mi lobo.

—Contéstame —le digo muy enojado.

—Alan, en serio me siento muy mal. Todo se está poniendo borroso —me dice con la voz entrecortada.

Me paro en seco, ¿Qué le está pasando?

Veneno. Huele a hierba venenosa. ¿Cómo mierda no me di cuenta? —me dice mi demonio.

Empecé a correr con Lucy en brazos hacia el castillo a toda la velocidad a la que pude llegar, pero sin mi transformación completa no soy muy rápido-

¿Cómo es que yo no estoy afectado si he estado en el mismo lugar que ella? —le pregunto a mi demonio.

Por mí por supuesto, sabes que eres inmune a casi todo por mí, pero eso no servirá por mucho si Lucy sigue así, tú también te enfermaras, eres su mate. ¡Lo que le suceda te pasara a ti! —dice.

Y, ¿cómo lo solucionamos? —le pregunta mi lobo.

Yo hago el mal, no lo arreglo —le responde.

Para cuando llego al palacio Lucy está desmayada.

—¡Ayuda! —grito.

Todos los sirvientes del palacio llegan a socorrernos.

—¿Qué ha sucedido? —pregunta Rosali que llega rápido a nosotros.

—¡Llama urgente a Oliver y a los demás! ¡Lucy ha sido envenenada y eso no le...! Todo se pone borroso y antes de desmayarme escucho a mi demonio.

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora