CAPÍTULO 22.-tercer fragmento

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Alan era un chico inteligente pero ocioso, aparte de la clase de combate no había otra materia que le gustara en la escuela. La única razón de que se encontrara realizando el proyecto de la clase de sanación era porque quería pasar más tiempo con su compañera.

—¡Alan te estoy hablando!—gritó Cecilia.

—¡Ah!, si, si te escuchaba—hablo Alan limpiándose la saliva de la cara.

—No es cierto estabas durmiendo encima del libro que te di—se quejó ella.

Alan lanzó el libro al piso.

—¡Esta mierda me aburre!—grito en un arranque de ira.

Cecilia retrocedió asustada, Alan dándose cuenta de lo que había hecho empezó a disculparse.

—Lo siento —recogió el libro— yo...

—No te disculpes, Alex me dijo que últimamente estás muy estresado y reaccionabas mal.

—No estoy estresado— dijo Alan enojandose—. Es mejor que te alejes de mi Cecilia.

Agarró su mochila e intentó salir de ahí

—Puedes contarme lo que quieras—le sujetó del brazo—. Sabes que puedes confiar en mi.

Él retrocedió y la miró directamente a los ojos. Le frustraba la influencia que tenía esa chica sobre él, hace dos días era una compañera más de clase, ahora era una más de su pequeño grupo de seres queridos. El decidió confiar en ella, le contó los cambios que estaba afrontando. Que poco a poco iba a sufrir una metamorfosis de personalidad radical, que se convertirá en un ser muy peligroso y maligno. Que tenía miedo de herir a sus seres queridos, en especial a Alex.

—No creo que seas capaz de hacer todo eso—lo reconfortaba Cecilia— además eres el chico más gentil que conozco, no creo que ningún demonio o lo que sea pueda cambiar eso.

—Mi padre no piensa lo mismo—respondió él— dice que mi madre a mi edad también cambio, para los 18 ya era otra persona.

—¡Tienes 16!

—En un mes cumplo 17, solo tengo un año para seguir siendo yo.

Ella se acercó mucho a él.

—Pues deberíamos aprovecharlo.

Lo beso y él le respondió.

—Creo que tienes razón—le contestó el.





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Pasaron 7 meses muy rápido y el grupo de amigos vivieron muchos cambios en su vida. El príncipe Oliver por primera vez se sentía príncipe y no un adolescente, su padre le asignaba tareas mayores y lo llevaba a reuniones importantes junto a Matt. El padre de Jaime contrató a varios profesores para que le enseñen a su hijo diferentes lenguas y materias para que cuando su hijo cumpla 18 años, esté listo para ser parte del escuadrón del príncipe y enorgullezca a su familia.

ALFA KINGWhere stories live. Discover now