CAPÍTULO 29.- primer fragmento

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Catrina miraba hacia el mar lo más concentrada posible, intentaba recrear la ola que había hecho, pero solo lograba agitar el mar.

—Tal vez necesites estar bajo ataque —hablaba Alan que estaba de pie junto a ella.

El Alan sarcástico y burlón había desaparecido por completo, ahora Catrina veía como estaba a su lado parado con un semblante totalmente serio, enfundado en un uniforme de pelea de un negro total, con el ceño fruncido y mirando desafiante al horizonte. Estaba empezando a asustarse, si Alan estaba en modo alerta debía significar algo malo, era un semidemonio casi inmortal con inmenso poder, si algo lo ponía en así debía ser algo realmente peligroso. Todos le habían dicho que no temiera ya que estaría siendo resguardada por el semidemonio y el hechicero, pero al verlos tan preocupados empezaba a dudar hasta de ella misma.

¿Sería capaz de enfrentarlos?, ¿Estaría a la altura?

—¿Puedes sentirlos? —Dylan se acercó a Alan—. Apestan demasiado.

—Quiero que se mantengan equilibrados —Alan camino un poco más delante de ellos y volteo para mirarlos a la cara—. Quiero que no se asusten, pero se me acaba de ocurrir que sería mejor si estuviéramos un poco elevados para tener mejor visión, pero no tanto, se supone que debemos estar a su alcance como carnada.

Ella estaba a punto de preguntar, pero un crujiente sonido de algo desgarrándose la asustó, se dio cuenta que el sonido provenía de Alan, retrocedió asustada cuando dos enormes alas negras brillantes, espeluznantes y hermosas, salieron de su espalda. Era una de las cosas más alucinantes que había visto y además combinaban con el uniforme de Alan empezó a elevarse y a la altura parecía un ángel hermoso.

Un ángel de la muerte.

—Manténganse rectos —les ordenó Alan.

Los dos empezaron a elevarse de igual manera, el semidemonio estaba usando telequinesis para hacerlos levitar, Dylan estaba recto como si estuviese parado, pero en cambio ella está dando vueltas y agitando sus brazos.

Dylan y Alan negaban con la cabeza.

—Intenta mantenerte estable —dijo Alan con impaciencia—. Cálmate y mantente recta.

Catrina se esforzó mucho y pudo mantenerse recta, lo que sentía en su cuerpo era extraño, era como una fuerza invisible que la levantaba.

—Desde esta altura podremos ver mejor su acercamiento, no estamos muy elevados, pero ayudara un poco.

—¿Te duele sacarlas? —pregunto Dylan mirando embelesado las alas—. ¿Cómo algo tan hermoso sale de alguien como tú?

—Es parecido al dolor de la transformación —refunfuño Alan—, y es mejor que te calles hechicero de cuarta, no estoy de humor para tus estupideces.

—Chicos... —Catrina trago en seco mirando detrás del semidemonio—. Hay dios mío...

—¿Acaso le temes a las alturas? —Alan la miró más enojado— ¡lo que me faltaba!, una vampira con miedo a las alturas.

—¿Puedes dejar de ofenderle? —Dylan también parecía enojado—. ¿Acaso es tu manera de sobrellevar tu amargura?, ¿Además tu no le temes a volar en avión?

—¿Qué mierda dijiste? —gruño Alan—. Me da nervios esas máquinas gigantes, feto de Merlin.

—¡Eres un amargado idiota!

—¡¿Quieres que te lance desde aquí?!

—¡Si lo hace te dejaré ciego otra vez!

—¡No creo que tengas tiempo de decir algún hechizo porque estarás más preocupado evitando que tu asqueroso cráneo no se reviente en el suelo, hechicero marica!

ALFA KINGWhere stories live. Discover now