CAPÍTULO 18.- primer fragmento

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Dylan miraba por la ventana de su habitación, era un día hermoso. Aunque en la Isla no sufría de un fuerte invierno, hacía un poco de frío afuera y él disfrutaba de esos pocos momentos un clima no tropical para acurrucarse en su cama con una manta y leer algo.

O lo intentaba ... realmente lo intentaba.

Pero su mente no podía sacarse de su cabeza todo el problema de Matt, estaba tan asustado por lo que iba a pasar, que no había desecho sus maletas después de haber vuelto de Australia.

«Por si tengo que irme de nuevo» , pensó, «tal vez esta vez el me pida que me valla»

Agito su cabeza para ahuyentar sus malos pensamientos y suspiro resignado, sea lo que Matt decida, él lo aceptara, así sea que él se quedará fuera de su vida o se queden juntos. Estaba harto de estar indeciso y lo dejaría todo en sus manos, ya no tenía fuerzas para más.

Un día antes, le habían dicho que Matt llegaría de su viaje en busca de respuestas. Se supone que ahora debería estar en el palacio al igual que los demás para recibirlos, pero no creía tener la suficiente fuerza para ver llegar a Matt con su ex pareja, ahora que estaba marcado su lazo con Matt era más fuerte y su necesidad de estar con él también. Haber estado separado tanto días de él había sido agobiante y doloroso, no quería saber qué se siente ver a su pareja con otra mujer.

No podía.

Se asustó cuando escuchó la puerta de la primera planta abrirse, ahora que estaba a días de su transformación, ya tenía su audición y olfato de un hombre lobo.

Se sentó sobre la cama y escucho como pisadas rápidas se acercaban a su habitación.

—¡¿Dylan?! —preguntó Matt preocupado entrando a la habitación y mirándolo en la cama—, ¿Amor estás bien?

—Hola —dijo Dylan tímidamente preocupando a Matt.

Dylan no era alguien tímido.

Matt se acercó rápidamente y lo abrazó sentándose junto a él en la cama.

—¿Te encuentras bien? —Matt lo observó fijamente—. Puedo sentir por nuestros lazos tu inquietud y dolor, estuve llamándote todos los días, pero no contestabas ¿Qué está pasando?

—¿Encontraste a tu hijo? —pregunto Dylan esquivando las preguntas.

Matt lo observó con detenimiento.

—Sí, lo encontré.

Dylan sintió un punzón en el corazón, se levantó de la cama dándole la espalda a Matt

—¿Estas molesto porque encontré a mi hijo? —preguntó Matt con incredulidad—. ¿Eso es lo que te ha estado molestando todo este tiempo?

—¿La encontraste también a ella? —dijo en casi un susurro.

—También la encontré.

Matt sintió otra vez por su lazo el dolor de Dylan y creyó entender lo que pasaba.

—No es lo que crees —le dijo levantándose—. Dylan, corazón de verdad no es lo crees.

—¿De verdad no es lo que creo? —dirigió su vista a Matt—. ¿De verdad no me dejaras por tu ex novia porque es lo correcto, porque ella tiene un hijo tuyo y porque puede darte más?

Matt se acercó rápidamente a él lo beso tan suavemente que Dylan no entendía porque el beso le dolía.

—Mi hermoso rey del drama —susurró Matt sobre sus labios después de que se separaran para tomar aire—. Creo haberte dicho que no te dejaría por nada del mundo, tu eres mío y yo soy tuyo, ¿puedes entender eso de una vez?

—Pero yo creí...

—Pero nada corazón —Matt rió—. De verdad pensé que estabas enfermo ¿sabes? , sentía tu sufrimiento y me angustiabas mucho.

—No entiendo —dijo Dylan—. ¿Ella vino aquí contigo a pesar de que no me vas a dejar?

Matt negó con la cabeza.

—No estarías tan confundido si respondieras mis benditas llamadas.

Matt le explicó a Dylan todo lo que pasó en Finlandia.

—¿Y te dejo traerlo? — dijo atónito

—Sí, pero serán por unos días —le explicaba Matt—. Después volverá con su madre hasta la edad que acordamos, solo quería que mi hijo este en unos de los días más felices de mi vida.

—¿Uno de los días más felices de tu vida?

—El día que me case contigo, ¿no es obvio?

Dylan lo miró enternecido.

—Tendremos que mandar las invitaciones de nuevo y ver de donde sacamos otro pastel, espero que mis adornos no se hayan deteriorado.

—No te preocupes, le dije a Oliver que mandara las invitaciones desde hace tres días y que organizara todo de nuevo.

—¿Le mandaste al rey de los hombres lobos que te organice tu boda?

—El me dijo lo mismo, pero en otro tono —soltó una carcajada—. Pero ya todo está hecho.

—¿Cuándo nos casaremos?

—En 4 días

—¡4 días!, pero en 5 días me transformo.

—Exacto —Matt sujetó a Dylan y lo lanzó encima de su cama—. Pasarás tu transformación solo conmigo, no quiero que nadie más vea lo magnífico que será tan hermoso acto.





***





—¿Cómo es posible que tan lindo niño sea hijo de Matt? —Alan acariciaba el estómago del pequeño Theo haciéndolo reír—. ¿Quién es mi ahijado favorito?

—No recuerdo la parte en que te pedí ser su padrino —le respondió Matt entrando a la habitación junto a Dylan.

—Yo seré el padrino de este niño ¡y punto!

—¿Quién puede discutir esa lógica? —se rió José.

Todos estaban en una habitación grande que Oliver había mandado a ambientar de tal modo que los bebés estén seguros y los adultos los puedan cuidar, Alan había armado una especie de nido para sus hijos, su sobrino Estefan y el pequeño Theo.

—¿Lo puedo cagar? —pregunto Dylan a Matt fascinado por lo parecido que era el pequeño con su padre.

—Absolutamente no —dijo Alan gruñendo y todos en la habitación empezaron a reír.

—Alan —lo reprendió Matt—. Dylan es mi mate y claro que puede cargar a mi hijo.

—¡Le va a pegar sus mañas!

Dylan lo fulminó con la mirada e intentó acercarse al niño, pero Alan le volvió a gruñir.

—¡No seas baboso! —le gritó Dylan.

—No quiero que se le pegue lo degenerado —habló Alan—. Además, ¿se han olido?, ¡huelen a sexo!, le van a confundir el olfato al pobre.

Las caras de Matt y Dylan se sonrojaron haciendo que los demás siguieran riendo. Lucy se acercó a Alan y le quitó a Theo.

—Sabes muy bien que los bebes aun no tienen olfato desarrollado —dijo entregando el niño a Dylan.

Dylan lo acuno en su pecho y sintió una sensación de calidad dentro de su corazón, apenas conocía a Theo y sentía que lo quería.

—Parece que a Theo le agrada su nuevo papá —habló Oliver.

—Yo diría su nueva madre —se burló Alan

—¡Alan! —le reprendió Matt.

ALFA KINGWhere stories live. Discover now