Pasiones

7K 909 129
                                    

Le señalo que no debe abrir los ojos hasta cuando se lo indique. Luego me posiciono frente a él, aún cuando intento que mis nervios no se reflejen.

Es extraño tomar la iniciativa de las cosas cuando temo su reacción y no, no se trata de dudar respecto a sus sentimientos más bien, es lo que debe pensar sobre los míos. Estoy seguro que aún cree que todo lo hago es por obligación o por agradecimiento y no es así. Supongo que el tiempo lo hará evidente mientras tanto, ruego mentalmente que todo salga bien.

—Ábrelos. —indico, retirando mis manos mientras parpadea un par de veces, hasta acostumbrarse a la luz tenue de las velas.

Lentamente sus hermosos cafés se abren paso. No pronuncia ninguna palabra, se limita sólo a observarme, recorriendo con su mirada mi cuerpo por completo y aprisionado entre sus dientes, su labio inferior con mucha más fuerza que la de costumbre.

Relame sus labios y con una de sus manos, me acerca lo suficiente para apegarme a él. Abraza mi cintura por debajo de la camisa mientras lleva su rostro hasta la curvatura de mi cuello. Allí se queda, disfrutando del aroma de mi cabello y enredando su mano libre, en las hebras de mi cabello.

Segundos después, abandona el área para dirigirse hasta mis labios. Me besa parsimoniosamente mientras su mano que antes jugueteaba con mi cabello, se filtra por el borde de la ropa interior transparente que compré. No necesita permiso alguno porque tampoco soy capaz de negarle acceso a mi cuerpo, cuando me acaricia de esa manera.

En ningún momento rompe el contacto de sus labios con los míos, mucho menos cuando me despoja de la camisa. Seré sincero, tenía la bonita idea de llevar hoy el control absoluto pero tampoco me importa cedérselo, a fin de cuentas es él quién tiene todo el dominio sobre mi.

Nos separamos tras jadear por aire, aprovechando el momento para hacer retiro de su camiseta habilidosamente, pero fallando cuando intento deslizar su pantalón deportivo con una sola mano. Soltando una gran carcajada mientras termina de sacárselos él.

Se reincorpora rápidamente para luego volver a besarme, esta vez siendo más apasionado que antes. Trazando toda mi espalda con sus manos hasta llegar a la parte más baja, donde deposita un suave agarre sobre mis glúteos para intensificar el contacto.

Y en un movimiento rápido me levanta del suelo, guiando mis piernas de tal modo que queden abrazadas tras sus caderas. Provocando además, que nuestras crecientes erecciones se rocen de manera más íntima y sensual.

—Mío. —susurra entre nuestros labios tras halarlo suavemente. Alzando una de sus ceja y sonriendo casi al borde de la malicia.

—Tuyo. —respondo sin mayor titubeo, depositando un beso sobre la punta de su nariz, donde se aloja ese pequeño lunar fascinante que tiene.

Vuelve a besarme durante todo el recorrido que lleva hasta la cama. Acomodándome sobre ella mientras repasa todo mi cuerpo con su vista para luego, acomodarse entre mis piernas tras separarlas con sus enormes manos.

Deposita besos dispersos por todo mi torso y por sobre la tela transparente de mi ropa interior, observándome en detalle a medida que mi espalda se arquea debido a sus toques. Luego desliza la prenda con suma lentitud para tallar mi zona más íntima con la punta de sus dedos hasta tomarlo por completo. Masajeándolo de tal forma, que es inevitable caer bajo el placer de cada una de sus caricias.

Interrumpe el contacto para terminar de retirar, el último vestigio de tela que adornaba mi cuerpo. Sintiendo como el deseo me domina, cuando lleva dos de sus dedos a mi boca y le niego el paso.

Niego, en un farfullo para luego alzar la voz gradualmente. —Sólo así... por favor. —sonrió victorioso al notar su rostro deseoso.

Posiciona sus manos a cada lado de mi cadera y me levanta hasta acomodar mi cuerpo a su altura, acomodando su miembro sobre mi entrada y buscando mi aprobación con la mirada. No tardó en hacerlo, provocándole una sonrisa ladina mientras relamo mis labios.

Me penetra casi de golpe, haciéndome soltar un quejido repentino al no contar con preparación suficiente para poder recibirlo de esa manera. No obstante, sus caricias lo hacen sorpresivamente más soportable.

—¿Estás listo, bebé?... —infiere, con la respiración más agitada de lo normal.

—Sr. Kim, haga conmigo lo que usted quiera... —respondo, sonando lo más seductor posible.



 —respondo, sonando lo más seductor posible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Hola, hola...
Adiós! ♡

LMA | VK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora