Jeon Jungkook lleva viviendo un año con él amor de su vida Kim Taehyung. Sin embargo, cuando él menor de ellos se ve involucrado en un accidente, ya nada volverá a ser como antes.
¿Podrán superar la cruda realidad? ¿Será verdad que el amor lo puede...
Finalmente ha llegado Navidad. Antes, el espíritu en esta fecha se reducía a un entorno familiar a base de buenos deseos junto a la magia de los niños, quienes sorprendido por la mañana, abrían los presenten con la mejor de sus sonrisas tras un año de mérito. El espíritu de Papá Noel.
Con los años las tradiciones se pierden, llámese cambios culturales, nueva era, gustos o simplemente alto consumismo material al que apunta hoy el mercado; envolviéndonos en las manos de todos los empresarios, gracias a los seres materialistas en los que nos hemos convertido.
Y digo somos, porque me incluyo en la lista. Todos hemos caído rendido en la tentación de querer un objeto material, realizando hasta lo imposible para obtenerlo y cuando lo logramos, ¿Qué recibimos a cambio?... Nuestro gran momento de felicidad inventada, porque siendo realistas, la verdadera felicidad no se encuentra en el último celular de moda, la última consola o el mejor modelo de auto.
Aunque suene cliché. La verdadera felicidad está en lo simple de la vida, en las miradas, las tiernas caricias, los abrazos, sonrisas, gestos... Aquellos actos que compartimos con nuestros seres queridos, esos que amamos con toda el alma. Y si ese amor podemos adornarlo con algo de consentimiento, entonces, se produce la magia.
—Taehyung, la comida está casi lista. ¿Ponemos la mesa?. —Jungkook formula a metros de distancia.
—Claro bebé, como ordenes. —dejo el teléfono abandonado y me aproximo a su lado mientras Jungkook, me regala una hermosa pero cálida sonrisa de esas tan radiantes como él.
Tomamos el mantel de los extremos y lo extendemos por toda la longitud de la mesa. Luego adornamos el centro con velas rústicas, continuando con los puestos donde se acomodarán cada uno de los invitados, finalizando con las finas copas que nos regaló hace un par de días Namjoon.
No debieran tardar en llegar cada uno de los convocados y no me equivoco al pensarlo porque minutos después, el sonido del timbre anuncia a los primeros en llegar.
Los padres de Jungkook ingresar con rapidez al departamento, repartiendo abrazos sobrados de cariño y con sus ojos reflejando lo emocionados que están por la fecha. Él Señor Jeon, toma asiento cómodamente en el sofá y su mujer, se aventura en la cocina para ayudar en los últimos detalles.
Tras eso, suena nuevamente el timbre del departamento pero esta vez, llegan los escandalosos de mis amigos: Min, Nam y Hoseok.
El trío de la discordia nos complace con su presencia. Saludan cordialmente a los padres de Jungkook y luego dejan sobre la mesa, un par de botellas de licor y un vino añejado en roble del 85'. Luego continúan su camino hasta llegar junto al pequeño árbol navideño donde depositan algunos regalos.
Jungkook sale de la cocina junto a su madre para indicar que la cena se encuentra lista y que podemos tomar asiento de inmediato. No obstante, me detengo al contestar la llamada de un chico completamente furioso y que me regaña a más no poder.
Reclama que ha tocado el timbre una infinidad de veces pero que nadie se ha dignado en abrirle la puerta. Intenta sonar serio y disgustado pero sé que en le fondo no lo está.
Le abro la puerta e ingresa violento por la vida, entregándome una caja que lo más probable es que contenga un pastel pero antes de que avance más allá, le doy un fuerte abrazo con mi mano libre mientras intento hacer equilibrio con la otra para no enviar el pastel al suelo, evitando un desastre mayor.
Jimin ingresa tras Seokjin, golpeteando mi espalda antes de abrir la boca. —Lo siento. —se carcajea. —Está nervioso... —agrega, preparándose para recibir la respuesta ácida de su hermano pero ésta no llega, tras ser interrumpidos.
Jungkook se asoma a lo lejos y alza la voz hacia su amigo. —¡Jinnie!, estaba comenzando a odiarte. Creí que no llegabas. —frunce el ceño. —Lávate las manos y toma un lugar en la mesa. Por favor, tú igual Jiminie. —sonrío ante lo divertido que es ver a Jungkook de mal humor, aunque sea por unos escasos segundos.
Jimin ha decidido quedarse un tiempo más, sólo para disfrutar de las fiestas en compañía familiar y pasar un buen momento junto a nosotros. El resto del año permanece a tantos kilómetros de distancia, que prefiere extender un par de días su visita para impregnarse de todo el cariño y energía, que después le hará falta.
Ya reunidos en torno a la gran mesa, ayudo a Jungkook a servir la comida para evitar que se desgaste mucho más de lo que está. Para que una vez que se encuentre todo en su debido lugar, termine llamando la atención de forma abrupta tras ponerme de pie.
—¡Shhh! ...silencio. —alza la voz Jungkook, al notar que tengo algo que decir.
—Gracias... —susurro, guiñándole uno de mis ojo. —Bien... —carraspeo mi garganta antes de continuar. —Sé que todos los años son significativos pero éste lo es aún más, porque las circunstancias son diferentes. Es la primera navidad de Jungkook tras el accidente, así que logremos juntos un bonito nuevo recuerdo para él...
Todos sonríen fervientemente ante lo poco y nada que he dicho, pero es más que suficiente para que terminen por alzar sus copas en honor al amor y cariño que sienten por él.
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(Nota antigua).-
Primera parte del especial de Navidad. Acá en Chile la tradición es que hoy 24 a las 00:00 horas se abran los regalos previo a una cena con tu familia y/o amigos.
Espero que todos tengan unas Felices Fiestas, les deseo mucho amor y felicidad porque eso es lo que ustedes me han entregado a mi todo este tiempo.
Cuídense mucho y manténganse con buena salud. L@s quiero mucho, muchones, entre uno a millones. Nos leemos mañana para la continuación.
