Paseo

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—La Isla es pequeña en si, pero a la vez es lo suficientemente grande como para que no se encuentren .... —indica con certeza Namjoon. —¡Deja ya eso!, nosotros no sabíamos que andaba por allá y si lo pensamos tanto, capaz que suceda...

Hoseok con los nervios de punta se debatía entre marcar al teléfono de su amigo, para darle la mala noticia o dejar que todo fluyera, esperanzado en que las cosas no sucedieran como él temía. —Tienes razón Nam, nosotros de haber sabido antes, hubiésemos cambiado la fecha de la reserva a toda costa.

—De todas formas tampoco teníamos más opción Ho', recuerda lo difícil que es conseguir habitaciones en ese hotel.

—¿Crees que sería bueno contarle a Yonnie?. —pregunta, Hoseok tras beber  lo poco que le quedaba de gaseosa en su vaso.

—Si le contamos a Min, llamará de inmediato a Tae y eso, provocaría que no disfrutaran el viaje. La alerta los dejaría intranquilos...

—¿Cómo fuimos tan idiotas, Nam? ¿Cómo no recordé antes que Guanlin me lo la había mencionado en la fiesta de Woonseok?. —se cuestiona, dándose pequeños golpes en su coronilla.

—Estábamos pasados de copas, no nos íbamos a acordar de todos modos. —responde más para la tranquilidad de Hoseok. —Dejemos que todo siga su curso ¿Vale?. Y esperemos que nada malo pase...



★☆★



—Es la tercera vez que damos la vuelta en esta calle, Tae. —reclamo tras sentir el agotamiento en mis pies. —¡Dame el mapa de una vez!...

—¡Aish!. —murmura. —¿Cómo se me me iba a olvidar tan rápido por donde era?. Hemos venido varías veces a esta isla, no puedo creer lo frágil que es mi memoria... —indica, abultando sus labios en un puchero.

—No hables de olvidar, ¿Te recuerdo mi caso?. —frunzo el ceño levemente. —¡Quita! —tomo el mapa y comienzo a buscar en los alrededor algo que me de indicio de donde nos encontramos y cuando lo encuentro, mi sonrisa de satisfacción aparece. —Es por allá, ¡vamos!. —apunto hacia la calle aledaña.

Caminamos un par de cuadras, hacia el lado contrario de donde veníamos, antes de perdernos.

Y cosa de minutos, llegamos al fin a la pequeña cafetería que Tae buscaba sin descanso.

Al entrar el sonido de una campanita anuncia nuestra llegada. Avanzamos hasta ubicarnos en la única mesa con vista a un campo de plantación enorme.

Ayer pasamos todo el día en el hotel. Por esta razón que hoy hemos estado desde muy temprano recorriendo los lugares turísticos de la Isla. Son pasadas las seis de la tarde, momento ideal para comer algo. La idea de Tae, era que viniéramos a una cafetería que solíamos visitar antes del accidente.

—¿Qué les apetece servir de la carta?. —pregunta la joven camarera.

—Yo quiero un Americano doble y un surtido de macarons ¿Y tú, bebé?. —inquiere, observándome atentamente.

—Un Latte por favor. —decido a los pocos segundos. —Y un cheesecake de fresas, por favor.

La camarera toma el pedido y luego se retira hasta perderse en la cocina. Si bien el lugar es pequeño, es bastante acogedor.

—¿Por qué tenías esa expresión de sorprendido recién?. —cuestionó mientras observa como lleva un poco de frutos secos a su boca, frutos que nos regalaron de cortesía.

—Tenía curiosidad de lo que ibas a pedir. —se encoge de hombros y luego me mira. —Pediste el mismo postre de siempre pero el café me sorprendió, no solías tomarlo. —confiesa achinando sus ojos tras sonreír. —Quizás suene un poco torno pero... siempre estoy atento a cómo van cambiando tus gustos.

—¿Te molesta eso?. —interrogo con notoria inseguridad.

Niega, para luego tomar mi mano por sobre la mesa, entrelazando nuestros dedos con delicadeza. —Más bien, me encanta. Me enamoro de cada nueva faceta tuya. —menciona causando un leve rubor en mis mejillas. —Me hace reafirmar nuestro amor, tómalo como una simple curiosidad. —se carcajea. —El otro día pensaba en las palabras del doctor. Esa en donde recalcaba la posibilidad de que sí recuperas todos tus recuerdos, pueden entremezclarse con los nuevos. Es remota pero sería interesante ver un nuevo Jungkook, tanto con gustos del pasado como del presente. Una mezcla...

—Suena como una versión mejorada de mí. —suelto una carcajada. —Sería divertido... espero.

—Sin dudarlo, ¿Pero sabes?. —alza una ceja mientras me mantiene atento a sus palabras. —No importa cuál seas, o si te rompes o cambias. Te amaría de igual forma, hasta con ojos cerrados. —agrega. —Quiero que lo tengas claro, eres el hombre que elegí para el resto de mi vida y estaré aquí para siempre sostenerte y acompañar tus pasos.

—¿Tanto así me amas?... —pregunto con diversión, aún así no dudo de sus sentimientos.

—No te creas tanto... —formula tras guiñarme uno de sus ojos.



★☆★



El resto del tiempo transcurre con normalidad.

Caminamos de la mano, rodeando el océano que rodea a la hermosa isla, hasta que finalmente nos quedarnos sentados y abrazados, observando el atardecer.

Bañándonos con la inmensidad que nos regala el contacto y la calidez del lugar, queriéndonos tanto o quizás más que antes, ¿Quién sabe?, tal vez y sólo tal vez, estábamos destinados.



Buen día, mucho calor en Santiago

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Buen día, mucho calor en Santiago. Beban mucha agua y apliquen bloqueador en su cuerpo.

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