Jeon Jungkook lleva viviendo un año con él amor de su vida Kim Taehyung. Sin embargo, cuando él menor de ellos se ve involucrado en un accidente, ya nada volverá a ser como antes.
¿Podrán superar la cruda realidad? ¿Será verdad que el amor lo puede...
—¿Para qué quieres saber tanto, Tae?. —camina hasta la habitación para así constatar que Yeontan sigue dormido, como si se tratase de un niño.
—¿Por qué será?. —cuestiono. —Sabes que todo lo referente a ti, me importa. No puedo hacer vista gorda si noto que has recordado algo que te dejo en tan pésimo estado. —respondo intentando mantener la calma.
—A veces pienso que soy muy injusto contigo. —confiesa, abandonando la habitación de huéspedes.
—¿Y eso a qué viene?. —interpelo con cierta extrañeza. —No estarás tratando de desviar el tema ¿Verdad?. —vuelvo a inquirir, observando como su ceño se frunce con rapidez.
—No, Tae. —niega, moviendo de forma suave su cabeza. —Estuve analizando y siento que es injusto que esperes tanto por mi. —agrega ante mi escepticismo. —Yo... Si todo esto hubiese pasado al revés, créeme no hubiese sido capaz de soportado. Te admiro por eso, por ser valiente y afrontar todo sin reclamo alguno. —traga un poco de saliva antes de volver a entonar. —De seguro, me habría matado.
—¡Jungkook!. —exclamo con pesadez, ante el atrevimiento de siquiera pensar algo así. —No digas estupideces, sabes que nada de lo que pasó fue tu culpa, además...
—Aún así... —interrumpe. —Es difícil estar en tu lugar, el mío ya lo quisiera cualquiera. Tu amor, tu paciencia, todo. —señala, apretando sus manos en puños. —Es como si me hubiese ganado el premio grande de la lotería cuando se cruzaron nuestras vidas, pero aún así, sigo pensando que es demasiado injusto.
—Yo no lo veo así ... —refuto, cogiendo suficiente coraje para sonar bastante seguro. —Tú eres mi premio y no hay más lógica. No quiero escuchar este tipo de cosas otra vez...
—Tae....
—No, Jungkook. —increpo, cuando intenta volver a persuadirme.
—Esta bien, lo que digas... —suelta un suspiro en resignación. —No lo volveré a mencionar, si te incomoda tanto.
Una vez adentro de nuestra habitación, remplazamos las prendas de vestir por una más cómodas mientras Jungkook, escarba entre el cajón de la cómoda como si de eso dependiera su vida.
Hasta que se acerca con una fotografía en las manos
—Uhm... yo... Recordé a éste hombre. —confiesa, haciendo que mi cuerpo se erice de inmediato. —Su rostro en la fotografía no se ve muy claro pero con tan sólo verlo, me dan escalofríos. —relata, carraspeando su garganta y sus brazos del nerviosismo.
Mi cuerpo se tensa por completo tras saber perfectamente, quien es aquel individuo plasmado en la imagen. ¿Cómo no pude notarlo antes?.
Si hubiese tomado las precauciones correspondientes, lo más probable es que seguiría siendo parte del olvido, pero no. Allí está, entre sus manos. Un Jungkook en plena niñez, abrazando su peluche de conejo favorito, al costado derecho de su madre mientras atrás de manera casi oculta, se logra divisar la figura que tanto lo atormentó en su primeros años de vida.
Trago un poco de saliva ante todo tipo de posibilidad, que nos lleve a esa no muy agradable conversación. Porque es dolorosa, tanto, que daría lo que fuera para que su memoria no hubiese recordado aquel episodio.
Años de tormentos y pesadillas que espero no terminen en el olvido. No sé si Jungkook sería capaz de soportarlo todo nuevamente. Terapia tras terapia, donde el sólo él esfuerzo logró dejar atrás aquel trauma. Es duro y me está golpeando más fuerte de lo que pensé, pero no dejaré que nos vuelva a joder.
—Tae, él... ésta persona ¿Abusó de mi, verdad?.
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No, no quiero asustarlxs. Tampoco pretendo extender el tema más allá del siguiente capítulo. Sólo quiero dejar en claro que abusar es distinto a violar.
