Amigos

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El viento frío se filtra por la ventana. Ese mismo que no te deja dormir por las noches porque tu cuerpo está lo suficientemente congelado, que por más que te abrigues, no consigues nivelar la temperatura a tu favor.

—Jungkook, bebé. Despierta.. —musito bajito mientras se retuerce entre las sábanas de la cama, generando una lucha imaginaria sólo para continuar en los brazos de morfeo.

—Jungkookie-ah. —Esta vez, susurro sobre su oído. Siendo capaz de notar como un escalofrió recorre su cuerpo tras tensarse y abrir los ojos poco a poco.

—¡Yaaaa!, si estoy despierto. —se queja en un farfullo, para volver a cerrar los ojos debido al sueño.

—Son las doce, bonito. —intento captar su atención, una vez más.

—Si, si...Tae... —apega su cuerpo lo suficiente para abrazarme, tal cual un pequeño koala. Posicionado su rostro a la altura de mi hombro.

—Vamos, hay que levantarse Jeon. —formulo agotado. —Recuerda que Yoongi nos obligó a almorzar con él, por dejarlo plantado anoche.

Suelta una risita maliciosa, como la de un pequeño niño malcriado. —¡Está bien!. —señala, dando su brazo a torcer finalmente.



★☆★



Tiempo después, nos encontramos camino al encuentro con Min, mucho más atrasados de lo que hubiésemos querido pero al menos, no hemos dado pie atrás al compromiso.

Salimos del departamento y cogemos el primer taxi libre que se detiene. Para nuestra suerte, llegamos a la cita cerca de las dos de la tarde, algo que espero no moleste al maniático de Yoongi, que está junto a Seokjin en una mesa al final del pasillo.

Tiene el semblante relajado sin rastro de odiosidad, lo que significa que no está ni cerca de estar enojado por el atraso. Suspiro de puro alivio, tal vez los planetas se alinearon a mi favor y por primera desde que lo conozco, puedo salvar airoso.

Claramente sin Seokjin aquí, otro gallo cantaría. Y créanme o no, a nadie le gustaría ver enojado a ese pequeño ser que está ahora frente a mi, con una hermosa sonrisa en su rostro.

—¡Ja!. Hasta que al fin se dignaron a llegar. —lanza una risa sarcástica, Min. —Ya los hacía teni...

—¡Déjalo ya, Min!. —interrumpo antes de que suelte un comentario fuera de lugar.

Me detengo a observar a Jungkook de reojo, sorprendiéndome al notar como sus mejillas se colorean de rosa ante la insinuación de Min. —Precioso... —susurro, ante semejante escena. Sus ojos haciendo contacto con los míos, asomándose una sonrisa ladina en sus labios y sonrojándose aún más, si es eso posible.

—¡Heey! —carraspea su garganta, Seokjin. Obligándonos a mirarlo para luego tomar asiento, junto a ellos. No tardando en pedir comida cuando el camarero se acerca.

—Par de estupidos enamorados. —masculla entre dientes. Sin embargo, alcanzo a escucharlo, limitándome sólo a sonreír para fastidiarlo.

A pesar del intento de amargura fallida de Min, la comida transcurre con total normalidad, entre felicidad y bromas; hablando de futuros planes, celebrando algunos logros, riéndonos de cosas banales como siempre ha sido a través de los años.

También aprovechamos de terminar de organizar algunas cosas para mañana y nos ponernos de acuerdo sobre la hora a la que deben llegar. En fin, terminar de planificar para que todo resulte más que perfecto.



★☆★



Antes de retiremos del lugar, tomamos nuestras pertenencias y procedemos a pagar la cuenta mientras Min y Seokjin hacen una parada en el baño.

De pronto siento a Jeon aferrarse a mi cuerpo con sus brazos, enterrando su rostro en mi pecho. Entonces, sostengo sus mejillas entre mis manos, logrando levantar su mirada para que sus ojos entren en contacto con los míos.

Me sonríe, y de sus labios tímidamente salen un par de palabra que aceleran mi corazón. —Me haces muy feliz Tae, muchas, muchas gracias por todo lo qué haces por mi. —mis ojos se cristalizan y una lágrima amenaza con salir justo antes de que Jungkook, se adelante para retirarla a tiempo con su dedo pulgar.

Acerca su labios para juntarlos con los míos, besándome de una manera muy diferente a las veces anteriores, cargado de emociones.

Nos separamos y aprovecho este dulce momento para confesarle que nunca será suficiente, que espere con ansias el futuro y que pese a todo, lo amo mucho más allá de lo posiblemente imaginable.

Una risita tímida se le escapa mientras se aproximan nuestros amigos. Para luego salir del lugar y separamos en distintas direcciones, tras una comida por lejos exitosa.

Minutos después, caminamos rumbo a la siguiente calle para tomar un taxi, uniendo nuestras manos y envueltos en una extraña pero cálida felicidad, muy difícil de esfumar.

Simplemente perfectos.




Hola, hola!

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Hola, hola!

Tendré un especial de navidad, así que anticípenlo porque será en 2 o quizás 3 partes. Depende de cuán emocionada esté para escribir.

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