Escena extra: Más cerca

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Dakota Harrison

Siento como el corazón se me acelera cada vez más. Siento como el suelo bajo mis pies comienza a vibrar, como si quisiera decirme algo especial, como si quisiera gritarme emocionado. Tan sólo sé que Dante quiere que esté en el mirador a las 20:17, después de todo esa sigue siendo la hora de las almas abatidas, sigue siendo nuestra hora. Hace tan sólo un par de semanas que salí del hospital, querían asegurarse que todo estaba bien conmigo, pero yo tan sólo quería ver a Dante, y esta es mi primera noche fuera del hospital.

Dentro del hospital no dejaban que nadie entrara a verme, por lo que claro está no pude ver a Dante en ningún momento. Así es que el anhelo que recorre mis venas es más que evidente, lo quiero abrazar, quiero tenerlo a mi lado. No sé qué es lo que tiene planeado para mí, tan sólo sé que será algo especial, o al menos eso es lo que yo espero.

Entonces mi tía Fiona se estaciona cerca de la entrada del estacionamiento, al parecer ella ya no me va a poder dejar sola, o al menos esas fueron las indicaciones del doctor.

—Tan sólo tienes media hora linda. No debes dormir tarde y lo sabes —comenta mi tía mientras me mira por el espejo retrovisor.

—Está bien tía, ahora vuelvo. Tan sólo quiero verlo una vez, es lo único que pido. —Mi tía asiente y quita los seguros del auto. Por lo que me bajo como una bala. Desde este punto en específico no se ve la ciudad, debo acercarme más para poder verla. Así es que comienzo a dar pasos largos hasta el mirador, hasta donde Dante me está esperando. Pero cuando llego no hay nada, o más bien dicho, no hay nadie. ¿Se le habrá olvidado?

De repente las luces de un auto se encienden y comienzan a reflejar mi cara, provocando que la luz me lastime un poco los ojos. Aunque del auto baja alguien, debido al reflejo de las luces no puedo verlo bien, por lo que tapo la luz de mis ojos para poder distinguir a la persona.

Tan sólo puedo notar que es un hombre, camina lentamente, como si quisiera hacerse desear. Ese caminar tan sólo puede ser de Dante.

—Anhelaba este momento. —Sale de sus dulces y exquisitos labios. En serio extrañaba esa masculina y ronca voz, la cual me ha hecho temblar más de una vez en la vida.

Aunque no dejo que salga nada de mis labios, tan sólo corro hasta sus brazos, corro como si el alma se me fuera en ello. Y en el momento en el que nuestro calor se funde, yo siento que me derrito. Es inevitable que una lágrima solitaria salga de mis ojos.

—Extrañaba tu olor a fresas —señala llevando su nariz a mi cabello, lo que provoca un escalofrío en todo mi cuerpo. Dante Collins logra muchos sentimientos en mi pecho.

—¿Por qué vienes tan elegante? —pregunto mientras me pierdo en su traje color crema y su cabello bien peinado.

—Porque recordé que nunca tuvimos nuestro baile invernal. —Una sonrisa boba llega a mis labios mientras siento sus caricias deslizándose por mi rostro mojado en lágrimas.

—Después de todo siempre quise el cuento de hadas —digo sin dejar de llorar. Dante ríe un poco y yo me siento embriagada por el sonido de su masculina risa. Es que ni siquiera yo podría describir la emoción y la alegría que recorre mi cuerpo de tan sólo verlo bien.

—¿En ese cuento de hadas hubo alguna vez una chica en la radio? —cuestiona y yo no puedo evitar sonreír. Así que lo miro y dejo salir una risa bastante sonora, no entiendo la razón, pero es que quizás se han mezclado todos mis sentimientos—. Por cierto, no podía venir con las manos vacías, te he traído esto.

Entonces de la bolsa de su pantalón saca una diadema, de la cual sobresalen unas estrellas.

—Las princesas necesitan una corona. —Por lo que me la coloca. Y lo hace de una manera tan tierna que siento un dolor en el pecho—. También tengo esto para ti

Pero esta vez él sale corriendo hasta su auto. ¿Qué tanto planeas Dante Collins?

(Escuchar canción en multimedia)

De repente una canción sale del auto, una canción lenta y con una voz dulce. Aunque Dante se acerca a mí con un ramo de margaritas, mis flores favoritas.

—¿Quieres bailar conmigo? —pregunta mientras me extiende la mano. Claro que no puedo evitar sentir tanto amor y cariño por este ser humano.

De repente el tiempo se congela, todo a nuestro al rededor deja de existir y las estrellas se colocan a nuestro al rededor para llenarnos de calor y de esperanza. Todo es mágico, en estos segundos hay magia. Y cómo no haberla si estoy en los brazos del mismísimo Dante Collins, el hombre que me ayudó a volver a la vida.

Mientras la música sigue entrando a mis oídos también escucho un sollozo de Dante. Eso me preocupa un poco así que lo miro fijamente y atrapo su rostro entre mis manos.

—¿Por qué lloras Dante? —pregunto mientras deseo darle un beso en los labios.

—Porque no quiero perderte nunca. —Su comentario provoca que comience a sonreír y además seco una lágrima de sus ojos.

—Te prometo que nunca me vas a perder —digo muy segura de mis palabras.

Entonces Dante se queda quieto, detiene nuestro baile y me mira fijamente. Sé que quiere decirme algo, sus ojos me gritan que desea decirme algo.

—¿Quieres ser mi novia? —Sus palabras recorren mi cuerpo como un escalofrío. Dante quiere estar a mi lado. No sé cómo reaccionar, no sé qué decirle porque aún tengo miedo de la vida, aún siento que las cosas pueden salir mal.

Pero dejo a un lado mis pensamientos y me lanzo a sus brazos. Frenéticamente digo que sí durante muchas veces. Dante y yo juntos, ¿qué podría salir mal? Entonces dejo un dulce beso en sus labios mientras siento que el mundo se encoge en mi pecho, dejo que su amor se filtre por cada poro y así es como conozco el amor.

|2 0 : 1 7| ¿Hasta cuándo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora