Grita, escribe, enciende y llora

1.1K 142 79
                                    

(Escuchar canción en multimedia)

(Transmisión 3)Siempre que visualizaba hacía el futuro imaginaba un mundo feliz, imaginaba que todo era perfecto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Transmisión 3)
Siempre que visualizaba hacía el futuro imaginaba un mundo feliz, imaginaba que todo era perfecto. Y estoy más que seguro que si alguien me hubiese dicho que mi futuro sería como lo es ahora, me hubiera reído en su cara... la vida realmente da muchas vueltas y eso sin duda duele. Aunque prefiero enfocarme en el dolor que provocan los nudillos de mi padre estrellándose en mi rostro.

Por lo que lanzo un suspiro aliviado cuando termina de golpearme. Es inevitable sentir el sabor ferroso de la sangre en toda mi boca. Nunca he entendido porque mi padre me golpea en la boca, mis labios siempre terminan hinchados y llenos de sangre, parece que ese es su lugar preferido para lastimar.

Pero elimino esos pensamientos cuando mi piel comienza a arder como si tuviera fuego mismo danzando sobre mis pómulos. Arde como mis ganas de desaparecer en este momento, quisiera desvanecerme y jamás volver, no si tengo una vida como esta de por medio.

—¡Esta es la segunda vez en el mes! —grita mi padre molesto. Pareciera que me quisiera tragar con la mirada, lástima que aún no tiene esa habilidad—. ¿Sabes lo abrumante qué es que me saquen de una reunión para decirme que mi hijo se metió en problemas? ¿Lo sabes Dante?

Pero no le respondo nada, no tengo fuerzas para hacerlo. Y como si supiera que ya no puedo más, él me propina una bofetada, y lo hace con tal magnitud que provoca que me caiga al suelo aturdido.

—No quería un castigo —sentencio entre balbuceos y sabor ferroso en mi boca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No quería un castigo —sentencio entre balbuceos y sabor ferroso en mi boca. Aunque todo lo digo sin siquiera mirarlo a los ojos, porque si lo hiciera me volvería loco, yo lo sé. Por lo que con las pocas fuerzas que aún tengo, me pongo de pie y me coloco frente a él, como un muro, firme y seguro.

Sin embargo cuando veo que su mano se eleva para llegar una vez más a mi rostro, cierro mi puño como acto reflejo. Claro está que mi padre se tiene que dar cuenta, por lo que susurra entre dientes.

—Ni lo intentes Dante, ya sabes lo que pasa si detienes un golpe, ¿o te recuerdo cómo te hiciste esa cicatriz en la ceja hijo? —Una carcajada llega a su garganta, una carcajada rasposa y llena de maldad.

|2 0 : 1 7| ¿Hasta cuándo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora