Una hora, un mensaje y una chica.
Tic Tac, Tic Tac...
"Sal a tu azotea, apaga las luces de tu casa y busca la estación 20.17 a las 20:17, dicen que esa es la hora de las almas abatidas, pero esta noche será sólo nuestra. Y dime, ¿hasta cuándo?"
El t...
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En breve darán las cinco de la tarde, la hora en la que tengo que ir con Dakota. Justo ahora no hay nadie en mi hogar pues mi familia trata de seguir con la mentira de vida que llevan. Incluyéndome a mí claro. Pero intento olvidar este dolor, tan sólo intento creer que no es nada más que una pesadilla que ha durado siete años. Unos horribles y desgastantes siete años.
De repente el sonido de un mensaje llega a mi teléfono, es Dorothy quien pregunta si ya estoy en la casa de Dakota. Al parecer Carolina le contó todo lo que pasó en el taller, pero mi novia lo tomó normal. Digo, es por un trabajo escolar, no veo el problema en ello. Además de que pasará por mí a la dirección de Dakota y juntos iremos por una hamburguesa. Me alegra saber que tendré un momento de tranquilidad con ella.
Aunque me concentro en la dirección que Dakota me entregó en ese papel. Ella vive en la misma zona residencial que yo, en el mismo sitio tan ostentoso y banal que puedan imaginarse. Sin duda aquí apesta a dinero. Pero me parece extraño que jamás la haya visto, pues vive a unas cuantas calles de mi hogar. Sin embargo no me sorprendería saber que tiene un chofer que se encarga de llevarla a todos lados, digo, si vive en esta zona es porque el dinero le sobra. ¿Por qué no sabía eso sobre Dakota? No quisiera menospreciar a nadie, pero ella no tendría ninguna necesidad de trabajar para nosotros sí suda dinero. Aunque claro, sus circunstancias no son de mi interés en lo mínimo.
(Escuchar canción en multimedia)
Así que dejo de pensar en ello y comienzo a caminar hasta la dirección que ella me ha dado. Me coloco la capucha de mi chamarra y me sumerjo en la canción que suena a todo volumen en mis audífonos. De repente el clima se ha enfriado, el cielo se ha nublado y siento un poco de brisa en mis mejillas. Mejor momento para sentirse melancólico no pude haber elegido.
Pero toda idea en mi cabeza se evapora en el ambiente cuando veo la mansión frente a mis ojos. Es una casa realmente enorme, incluso más grande que la mía. De verdad esto es una exageración, incluso hay una fuente y un jardín enorme al frente. Además de que no podría faltar la vigilancia.
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Bien, omito todo esto y decido tocar el timbre de la casa, pero no es necesario esperar mucho tiempo. Hay una reja que impide que los perros salgan como locos a atacarme y en una caseta cerca del portón hay una persona.
