Sin pruebas, no hay amor.

772 104 57
                                    

(Escuchar canción en multimedia)

Dakota
Capítulo XXVI

Dos años atrás.
Si alguien me hubiera dicho que encontraría el amor tan rápidamente, juro que no lo hubiera creído. Pero si ese alguien me hubiera dicho que ese amor sería alguien como "Joe Dallas", juro que me hubiera burlado en su cara.

Así que me tumbo en la cama y tomo mi libreta. Hoy tengo muchas ganas de escribir algún poema. Lo cierto es que mi libreta se ha llenado de poemas de amor, ¿la razón? Un cabello castaño, lleno de rulos, y hermosos ojos color marrón. Claro que esa razón también tiene un nombre, el cual comienza a brillar en mi teléfono celular. Así es que contesto su llamada.

—Hola princesa— me saluda con su voz exquisita y varonil.

—Hola desconocido— saludo de igual manera. Y una sonrisa boba se posa en mis labios. A decir verdad, siempre que Joe me habla, yo actúo como una tonta. Es que me vuelve simplemente loca.

—Hoy es la fiesta para los de último año. Aunque si no quieres ir hermosa, podemos mejor ver una película— yo sé lo mucho que Joe quiere ir a esa fiesta, además, ¡es Joe Dallas! Claro que no se debe perder su fiesta.

—Pasa por mí a las siete desconocido— y dicho eso, cuelgo el teléfono.

Aún hace falta una hora, pero será mejor que me dé prisa.

Todo el mundo ha estado hablando de esta fiesta. Todos anhelan este momento, en el que se van de la escuela. Algunos dejan una huella, otros se van como los invisibles, pero todos dejan un poco de sí entres esos salones de clases, pasillos, bibliotecas y comedores.

Debo de admitir, que estos últimos seis meses con Joe, han sido fenomenales. Me ha enseñado que el amor sigue existiendo. Todo el mundo piensa que soy la princesa de Joe, y lo soy. Así es que sin duda yo también estoy invitada a la fiesta, aunque sólo sea de primer año.

(...)

Joe se estaciona frente a la casa de Félix, su mejor amigo. Apaga el motor. Yo ya estoy a punto de bajarme, pero me toma de la mano.

—Antes de bajarte, ¿me das un beso?— comenta con ternura. Claro está que no me niego en lo absoluto. Planto mis labios en los suyos, que son suaves y deliciosos. Cada vez que beso a Joe Dallas, yo siento que estoy en el cielo.

Pasados unos segundos considerables, ambos bajamos del auto y nos adentramos a la maravillosa fiesta de los de último año.

El ambiente aquí ya está bastante animado, a pesar de no ser más de las diez. Cervezas, música a todo volumen, poca ropa encima de los cuerpos de las chicas. Bien, creo que esta es la fiesta que todo preparatoriano quisiera tener en la vida. Y claro está que Joe se siente muy animado. Por lo que con las horas pasando, el alcohol en el organismo de mi novio se eleva a niveles exhorbitantes.

—Joe— le susurro al oído. —Será mejor que no bebas tanto, aún debes conducir— yo aún no consigo mi licencia, por lo que yo no podría hacerlo. Además de que si mis padres se enteraran del lugar en el que me encuentro, se volverían locos.

Claro está que no me toma enserio. Sigue ingiriendo alcohol, hasta que queda totalmente ebrio. Muy molesta me levanto de mi asiento y me alejo de sus amigos. Cuando Joe se da cuenta que no estoy cerca, comienza a buscarme. Y al llegar a mí, me doy cuenta de sus pasos torpes.

—¿Estás enojada princesita?— cuestiona. Pero su aliento me da náuseas, es que apesta a alcohol.

—Te dije que no tomaras tanto— Joe comienza a reír. Su risa esta vez suena diferente, suena torpe y sin sentido. Pero lo que me sorprende es que estampa sus labios en los míos. Aunque de inmediato me alejo de él. Esta vez no me siento en el cielo, sino en el infierno.

—Mejor acompáñame— dice arrastrando las palabras y con la voz extraña. Joe está más que ebrio, pero no puedo negarme a seguirlo, pues me toma del brazo con fuerza.

—Me haces daño— le comento tratando de quitarme su mano del brazo, pero mis esfuerzos son nulos.

Así es que. ambos llegamos hasta la zona superior de la casa. Arriba hay mucha gente, más parejas que otra cosa, parejas que se comparten la baba entre besos. Quedo un poco asqueada por lo grotesco del asunto. Joe y yo jamás nos hemos besado de esa manera. Entonces llegamos a una habitación. Esto no me huele para nada bien, además de que en su estado él se vuelve un poco agresivo. Me sobresalto cuando cierra la puerta tras de mí de manera estrepitosa.

—Bien querida Dakota, mi amor y mi princesa— habla atropelladamente. —Ya llevamos cinco meses de novios, ya debes de darme la prueba de tu amor— ¿otra vez con esto? Creo que ya estoy harta de explicarle mi sentir.

—Aún no me siento preparada y lo sabes Joe, ¿podemos esperar un poco más? Además estás muy borracho— comento. Pero esa contestación lo vuelve loco, pues se abalanza contra mí y me toma de las muñecas.

—Ya estoy harto princesita, ¿no recuerdas lo que te dije? Sin pruebas, no hay amor— y dicho eso, Joe comienza a besarme como un desesperado. El olor del alcohol llega hasta mis fosas nasales como un olor desagradable. Y ocurre lo peor, lleva sus manos a todo mi cuerpo, estrujándolo sin nada de cariño.

Mis gritos se ahogan entre sus labios. Claro que nadie podría venir a salvarme. Aquí nadie nos oye. De pronto él se quita la playera, dejándome ver su cuerpo bien trabajado. Toma mis manos y las pone en su pecho, para llevar las suyas hasta mi trasero y estrujarlo con bestialidad.

Debo de hacer algo pronto. Entonces rompe mi blusa, dejando al aire mi pecho. Lanzo otro grito desesperada, que ahoga con un beso. Y cuando está a punto de tocar mis pechos... le doy una patada en la entrepierna. Una patada que espero lo deje inválido para siempre.

—Eres una idiota— grita mientras se tira al suelo adolorido. Así es que tomo su chaqueta, pues me ha roto la blusa, y salgo desesperada del lugar.

Corro, corro y corro, con lágrimas mojando mi rostro. En ningún momento me detengo y en ningún momento me saco de la cabeza el hecho, de que mi novio quiso violarme. Así es que sigo corriendo con un dolor en el pecho. Corro hasta que pierdo el aliento. Sí tan sólo hubiera sabido que esa reacción me mostraría al verdadero Joe Dallas, el hombre más idiota del mundo entero.

🌙➖🔻➖🔻➖🔹➖🔻➖🔻➖🌙
Nota de la autora:

¿Qué les pareció el capítulo? Queremos drama y lo hemos conseguido chicos. En la siguiente parte sabremos cómo consiguió el apodo de HL, así es que gracias por leerme.

Ya estoy a muy poco de terminar de escribir la historia y eso me pone muy contenta. Aunque no se preocupen, aún tendremos más de esta historia. Recomiéndenla amigos, no me voy a cansar de pedírselos.

Canción: Suicide– James Arthur

Me voy, pero subiré la última parte en un rato.

Atte.
D.R

|2 0 : 1 7| ¿Hasta cuándo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora