1. Hablemos sobre Sawyer. (parte 1)

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«Conocí a un tipo que decía que un enamorado es un paralítico que consigue una pata de palo y entonces decide escalar el Himalaya»

Capítulo editado. (Los comentarios viejos no aparecen) ;(





MACKENZIE.

Escudriño con la mirada la sala de la casa de la señora Marshall. Esta mujer tiene una terrible y peligrosa obsesión con los caballos. Me resulta un poco intimidante la cantidad de retratos y platos de ellos por toda la casa.

—Son preciosos, ¿verdad? —la señora Marshall se acerca a mí con una sonrisa cara a cara, al notar que perdí la mirada demasiado tiempo en los caballos. No es mi culpa que cada vez que vengo, encuentro uno nuevo.

—Eh... sí —contesto, quitando mi vista de los platos que cubren una pared entera. Hay caballos de todos los colores. Rosa incluido.

—Podrías llevarte un plato algún día, Mackenzie —sugiere ella en una voz tan dulce que me dolería rechazar la oferta—. Como un pequeño regalo por todo el esfuerzo que has puesto en Joshy. Sus notas han comenzado a subir.

—Oh, no es necesario —le aseguro en el tono más dulce que tengo. Con que me pague por las clases es suficiente.

Aclaro mi garganta.

La señora Marshall puede que tenga unos cuantos tornillos flojos, pero eso no quita que sea una mujer muy amable que busca constantemente la compañía de otros para no sentirse sola. Su nieto, Josh tiene doce años y presiento que siempre está harto de estar todo el tiempo con ella. No sé mucho sobre sus vidas privadas, solo que la madre de Josh trabaja todo el día y él se queda con su abuela.

Josh baja las escaleras casi trotando y cuando me ve, su rostro pierde cualquier tipo de alegría y buen humor. Es la reacción de todos los niños a quienes les doy tutorías para pagar mis expensas. Nadie nunca se alegra de ver a su maestra particular.

—Mira quién ha llegado, Joshy —su abuela le sonríe y con la mirada lo amenaza a poner buena cara.

—Buenas tardes, Josh —saludo.

—Hola, Mackenzie —me saluda con una sonrisa forzada.

Paso el resto de la tarde enseñándole a Josh biología y matemáticas. Las asignaturas con que más problemas tiene. Josh es reservado y no habla mucho de su vida como el resto de mis pupilos que buscan cualquier excusa para conversar y no hacer su tarea. Es un poco malhumorado, pero nunca me falta el respeto. Hace lo que le digo, con eso me basta. Aunque... Puedo admitir que sí me molesta un poco su actitud, es la tercera semana que nos vemos y sigue sin reír o darme por lo menos una sonrisa.

Cuando las dos horas se acaban, le dejo a Josh algunas ecuaciones para que practique mientras no estoy y me despido de él. Voy a ver a la señora Marshall quien toma el té en la cocina. Cierra su revista al verme entrar.

—Abrígate, Mackenzie. Hace un frío horrible afuera. —me recomienda después de pagarme

—Lo haré, gracias. Nos vemos la semana que viene.

Envuelvo mi bufanda rosada alrededor de mi cuello y me pongo mi abrigo negro. Al salir de la pintoresca casa de los Marshall, compruebo la verdad. Hace mucho frío para las cinco de la tarde. Me cruzo de brazos y comienzo a caminar hacia la parada de autobuses más cercana.

Para mi suerte, solo espero cinco minutos hasta que el autobús llega. Dejo subir a una señora con su hija primero y luego subo yo. Luego de pagar, busco un asiento al fondo y saco mis auriculares para entretenerme en el camino. Tengo media hora hasta mi residencia. Elijo mi lista favorita, la pongo en modo aleatorio y sonrío un poco cuando escucho una canción de Panic! At The Disco. Cierro mis ojos y me apoyo contra la ventana, sabiendo exactamente  cuánto tiempo tengo para dormirme.

La Conquista. [TERMINADA]Where stories live. Discover now