La Conquista. [TERMINADA]

32. Mi única prioridad.

#LunesDeConquista

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Lo primero que veo al entrar es a Beck, Ian y Alec sentados en la recepción. Las sillas lucen incómodas y a juzgar por el rostro de todos, están cansados. Beck es el primero en darse cuenta de mi presencia. Abre sus ojos grandes, como si no esperara que realmente venga. Inmediatamente se levanta y camina hacia mi.

—¿Qué está pasando? —le pregunto, sintiendo el nudo en mi garganta. Beck me mira como si tuviera pena. Detesto esa mirada.

¿Quién sabe si ellos también sabían?

—Lo detuvieron, pero no quieren dejarnos verlo y no quieren decirnos nada. Dicen que lo más probable es que pase la noche aquí. No sabemos si el imbécil de Marcus va a presentar cargos. Ahora está en el hospital —pasa una mano por su cabello en signo de frustración—. Jenna está en el hospital, intentando convencerlo de que no lo haga.

Siento como si tuviera un peso menos sobre mis hombros. Jenna no está aquí. Sin embargo, no me gusta que esté ahora con Marcus. La idea de que hayan estado juntos tan íntimamente como yo una vez lo estuve con él me revuelve el estómago.

Ian y Alec se han acercado también. Puedo ver como Ian mira a Quinn como si ya hubiera encontrado a su futura esposa.

—¿Puedes dejar de mirarme? —espeta Quinn mirando a Ian. Él sacude su cabeza rápidamente, aclara su garganta y asiente.

—Lo siento, no todos los días me encuentro con mi crush de la secundaria —explica elevando sus manos en señal de inocencia.

—¿Fuimos a la misma escuela? —Quinn arquea una ceja—. Lo siento, no sé quién eres.

Ian luce como si acabaran de romperle el corazón.

—Es porque cuando estabas en último año, él apenas estaba en segundo —le explico, en un intento por que Ian se sienta un poco mejor.

—Oh —responde Quinn y rápidamente pasa a otro tema. Vuelve a mirar a Beck—. ¿Sawyer dijo algo?

—No. Le dijimos que no lo haga —responde Alec. Me doy cuenta que desde que entré está evitando mi mirada. Definitivamente lo sabía.

—¿Qué tan grave está el otro chico? —interroga Quinn, haciendo un esfuerzo extra para decirlo con asco y evitando su nombre.

—Bastante. No lo vimos bien, pero cuando la ambulancia se lo llevó, tenía el rostro cubierto de sangre y estaba inconsciente —responde Beck.

Cierro mis ojos.

¿Qué hiciste, Evans?

Justo en ese momento, Miranda aparece en mi campo de visión. Se acerca a nosotros y sus ojos se iluminan al verme. Recorre lo que queda de la distancia corriendo y en dos segundos me envuelve en un abrazo.

No dice nada. Y se lo agradezco. No creo poder hablar de esto una vez más.

Su mirada me dice suficiente. Está conmigo.

Quinn mira el intercambio con ojos entrecerrados, como si Miranda fuera a sacar una pistola y matarme. ¿A este punto llegué? ¿A que Quinn sospeche de cada persona en mi vida?

—Iré a hacer algunas llamadas. Vamos a sacar a ese imbécil —espeta Quinn, ganándose miradas sorprendidas por parte de los chicos. Se aleja, sosteniendo su celular como si fuera un arma.

En vez de hablar sobre lo que pasó, los chicos me preguntan sobre Quinn. Por suerte la conversación no se torna a los hermanos Evans, porque estoy segura de que voy a volver a llorar.