La Conquista. [TERMINADA]

31. Les presento a mi protegida.

Aprovecho para decirles que hoy es Día Mundial de la Salud Mental. Siento que es importante que sepan que es igual de importante que su salud física. Pongamos nuestra salud primero. Normalicemos estar mal y pedir ayuda. Pedir ayuda profesional no es estar "loco", es querer sentirse mejor.

Recuerden que está bien no poder con todo. Más en estos tiempos tan raros que nos estresan y nos ponen mal. Está bien pedir ayuda y no poder sola/o. Pedir ayuda no te hace débil, te hace más fuerte porque no todos podemos. Está bien desconectarse del mundo un rato y hacer lo que te haga sentir mejor. No olviden de cuidarse, es importante. Cuiden de otros, sepan identificar señales.

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#SabadoDeConquista

MACKENZIE.

Cuando vuelvo mi atención al interior de la camioneta, noto que mis manos están temblando frenéticamente. Entrelazo mis dedos e intento respirar hondo para calmarme, pero apenas Quinn se acerca a mi y me mira, cuidadosa de no tocarme, no puedo contenerme más. Mi respiración se agita y vuelvo a llorar, sintiendo como mi corazón se estruja. ¿Cómo pudo hacer eso? ¿Por qué esconderme algo tan grande? Quién sabe por cuánto tiempo. ¿Tal vez... Desde siempre? Tengo ganas de vomitar con tal solo pensarlo.

Básicamente me tiro a los brazos de Quinn. Necesito un abrazo desesperadamente. Mejor dicho, necesito que alguien esté de mi lado. Quinn me recibe con brazos abiertos. Apoyo mi cabeza en su hombro, sintiendo que me he transportado en el tiempo a cuando tenía 15 y estuve en una posición parecida.

—Quinn... Yo...—intento explicarle qué pasó, porque seguro debe estar confundida.

—Shhs —sisea pasando una mano por mi cabeza, que extrañamente, me hace sentir como si estuviera en casa—. Luego tendremos tiempo para hablar.

Le hago caso y continuo sollozando en sus brazos. Miles de pensamientos pasan por mi cabeza, ninguno me hace sentir mejor. Tiene que haber una explicación. Sawyer no me haría algo así... Pero, siendo realista, ¿cuánto conozco a Sawyer realmente? Quiero decir que mucho, solo que no es cierto. Conozco tan sólo partes, y ahora mismo estoy intentando aferrarme a esas partes con todo lo que tengo. Quiero recordar al chico que me quiere y me hace sentir como si fuera la única chica en el mundo, al chico que me llevó a ver las estrellas.

Sin embargo, me estremezco con tan solo recordar la manera en la que me miró cuando le pregunté si sabía.

Adelante, los amigos de Quinn, Key y Reese que también son novios, están hablando sobre algo pero no alcanzo a oír que dicen. Siento como si el mundo exterior estuviera desenfocado. No sé cuánto tiempo estamos en la camioneta, solo que cuando nos detenemos, estamos lejos de las zonas residenciales y casi en el corazón de la ciudad, rodeados de rascacielos y negocios.

Quinn me guía fuera del auto, y consigo recomponerme un poco. Me quito los rastros de lágrimas de los ojos y alzo la vista para observar a donde estamos entrando. Es un edificio gigante. Recuerdo que Quinn me dijo que su padrastro tiene un penthouse en la ciudad, este debe ser.

Key se acerca a Quinn.

—Reese y yo iremos a buscar algo para comer —le dice, a lo que Quinn asiente. Key me saluda con un leve inclinamiento con la cabeza. La pena en sus ojos me lo dice todo, así que esquivo la mirada, buscando a toda costa que dejen de mirarme como si fuera un perro atropellado o peor.

Sigo a Quinn dentro del edificio, aliviada de no tener que estar afuera con el frío. Mientras estamos en el brillante elevador, ella nota como me sacudo ligeramente.

—Vas a quedarte con nosotros —declara mientras busca algo en su bolso. Como no, es Chanel. Nunca espero menos de Quinn Meyer.

—¿Uh? —inquiero confundida.