9. El famoso Jack Henderson (parte 1)

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SAWYER.

Me enoja tan solo pensar en ello, pero es lo único en lo que mi mente se concentra en estos momentos. Golpeo la puerta de mi casillero enfurecido y dejo caer al suelo mi casco. Me siento en una de las bancas y gruño.

Perdimos contra Boston. Todo por mi culpa.

Cole entra al vestuario sintiéndose demasiado bien consigo mismo a pesar de haber perdido. Y es que el cabrón debe estar regocijándose en las nubes porque yo, el capitán, eché a perder el partido y él solo quiere probar que siempre fue la "mejor opción" para el puesto. Y lo que más me enfurece es que jugó bastante bien a pesar de que nos hayan ganado tres a uno.

Chris se acerca a mi. Tiene sus guantes en la mano y aún restos de sudor recorriendo su rostro. Nota que no estoy de humor, pero de todas maneras dispara:

—¿Qué pasó allí adentro?

Niego con la cabeza y comienzo a quitarme el equipo para ir a las duchas. Cuando le doy la espalda a Chris, lo oigo resoplar y alejarse.

Ni siquiera sé por dónde empezar. Es como si ni siquiera hubiese estado atento. Mi cabeza estaba flotando en cualquier lugar y eso nunca sucede cuando juego. Siempre dejo toda la mierda que me sucede de la puerta hacía atrás, porque cuando estoy sobre el hielo, soy la mejor versión de mi. Esta vez, tenía tantas cosas en la cabeza que el partido fue en lo último que logré concentrarme.

Empiezo por Jack Henderson. Hay muy pocas personas que verdaderamente odie y este tipo hizo hasta lo imposible para ganarse el primer puesto en mi lista. Sigo sin creer que hubo un tiempo en el que éramos amigos. Jack juega para Boston Collage hace no mucho, y parece que lo único que aprendió allí es a jugar más sucio. Jugar así y salirte con la tuya en este deporte es mucho más fácil que en otros. Porque en gran parte, el hockey se trata de empujones y ser violento. Henderson lleva a esto a otro nivel. Por no dejar atrás toda la mierda que tira mientras jugamos, este tipo no puede mantener la boca cerrada ni dos segundos. Pasé más tiempo cumpliendo mis cinco minutos en la banca que jugando porque siempre logra sacarme de mis casillas. Chris, quien juega parecido a Henderson pero no tanto, estuvo a punto de quitarse los guantes y darle una buena golpiza.

Y segundo, pero no menos importante: Mackenzie. Voy a sonar paranoico pero juro que me puso un hechizo cuando nos besamos. Mi mente quería concentrarse en tirar al suelo a Henderson pero al mismo tiempo jugaba trucos y solo podía pensar en una cosa: Mackenzie y yo nos besamos. Dijo que saldría conmigo de nuevo. ¿Cómo se supone que debo pensar en otra cosa? Y es así como sucedió lo que papá me advirtió siempre: nunca dejes que una chica se interponga entre el hockey y tú.

No culpo a Mackenzie, sería un imbécil si así lo hiciera. Me culpo a mi y a mi corazón de goma por haber caído tan fuerte.

Cuando salgo de las duchas y me visto, nadie me dice nada. El ambiente es deprimente y es porque no solemos perder. Y si lo hacemos, nunca afecta nuestro puesto en el campeonato. Este podría hacerlo. Veníamos con una racha impecable.

Cargo mi bolso en mi hombro y salgo de los vestuarios. El entrenador Wells me intercepta en el camino, es obvio que quiere desquitarse conmigo.

—Evans, ¿qué demonios fue eso? —me pregunta con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Aún sostiene la pizarra con una de las jugadas de hoy.

—No lo sé —resoplo—. Lo siento, no volverá a pasar.

—Asegúrate de eso. Entiendo que hayas tenido un mal día o algo así pero no dejes que se convierta en algo habitual porque diste pena y jugadores como tú, no tienen que —dice con su voz intimidante.

Asiento.

—Jugamos el próximo partido contra Clarkson. Son un rival fuerte y necesito que te concentres. Habrán varios agentes de la NHL, así que si planeas seguir una carrera profesional en esto, tienes que esforzarte más. Tienes un potencial que pocos tienen y no tienes que echarlo a perder.

La Conquista. [TERMINADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora