La Conquista. [TERMINADA]

28. La impotencia de nuestros sentimientos.

JuevesDeConquista? Me gusta como suena.

MACKENZIE

Tan solo dos días de tranquilidad en casa de los Evans, tengo que hacer lo inevitable. Enfrentar a mamá. No puedo seguir posponiéndolo. Cuando menos me de cuenta, estaré volviendo a la universidad sin haberla visto.

—¿Crees que vaya a funcionar? —le pregunto a Jenna y volteo ligeramente para verla. Suelta su celular y me mira preocupada. Estamos acostadas sobre su cama, con música de fondo mientras charlamos. Tal como hacíamos cuando teníamos dieciséis. Se siente como estar en casa esta pequeña costumbre que tenemos.

—No lo sé —contesta finalmente para mi desgracia. Esperaba algo más alentador, por más que sea una mentira. Tengo que escuchar algo positivo—. ¿Quieres que vaya contigo?

—Tengo que hacer esto sola —contesto. Jenna se estuvo ofreciendo a acompañarme a ver a mamá desde que le dije que iría hoy. Rechacé todas sus ofertas, porque honestamente,  no quiero que vea a mamá en el estado que está. Es suficientemente vergonzoso hablar de ello.

—¿Sawyer no irá contigo? —me pregunta.

—No, le pedí que no —respondo—. Aunque me buscará después. Dice que tiene una sorpresa o algo así.

Ante eso, Jenna esboza una pequeña sonrisa que por poco me hace rodar los ojos. ¿Cómo olvidarme que mi mejor amiga fue la primera persona en empujarme para que salga con su hermano?

—Una cita —suelta con interés—. Me pregunto qué será. No me imagino a mi hermano siendo romántico.

Me río.

Recuerdo la primera vez que salimos. No era una cita, sino algo muy improvisado que terminó en la pista de hielo un poco antes de que empiece su partido. Fue rápido, pero por alguna razón, una de las mejores "citas no citas" que tuve. Hay algo especial en estar cerca de aquello que tanto le apasiona. Es... Como si estuviera dejándome formar parte de su mundo, y me encanta. Por supuesto, no voy a olvidarme nunca de ese beso. Nuestro primer beso.

—¿En qué estás pensando? —inquiere Jenna hundiendo un dedo en mis costillas. Me río y la empujo—. Tienes esa mirada de perrito enamorado.

—En nada —contesto finalmente.

—¿Ya sabes que te vas a poner? —me pregunta Jenna—. Tengo una chaqueta suuper linda que compré hace unas semanas. Te va a quedar bien.

—Mhm, no lo pensé. Sawyer me dijo que use algo cómodo —respondo alzándome de hombros.

—Bah —bufa volviendo a poner su atención en su celular—. No sé qué tiene planeado, pero si dijo algo cómodo, no voy a arriesgarme a que arruines mi chaqueta nueva, Mack.

Suelto una carcajada.

—Está bien, está bien —digo. Aclaro mi garganta. Tengo diez minutos más antes de tener que ir a casa de mamá. Mi casa, tengo que recordarme—. ¿Qué hay sobre ti? ¿Algún chico especial durante las fiestas?

Jenna suspira.

—Nop. Mi vida amorosa es miserable. Ohhh... y hablando sobre vida amorosa, hay una fiesta este viernes —anuncia. Entrecierro mis ojos intentando calcular cuando es viernes. En dos días—. Estarán toda la gente con la que fuimos a la secundaria.

—¿De quién es la fiesta? —le pregunto.

—¿Recuerdas a Marcie? —me pregunta con una sonrisa maliciosa. Casi suelto una carcajada.

Sí, recuerdo a Marcie.

—¿La pobre chica a la que casi le arruinaste el cumpleaños cuando llegaste con el mismo vestido y usándolo cien veces mejor? —arqueo una ceja.