12. Sanar es cerrar etapas.

87.3K 6K 2.8K
                                    

hola:)


Quedamos en el café de siempre. Está cerca del campus, y me queda a diez minutos caminando de mi residencia. No sé cuánto tiempo estaré con Marcus. Parece una de esas situaciones que pueden durar minutos o horas. Por las dudas, le dije a Jenna que iría a la biblioteca a terminar un trabajo. Seguro no me esperará hasta tarde.

Vuelvo a acomodar mi bufanda de lana mientras hago el camino que ya tengo memorizado. Hoy está haciendo frío, y probablemente me enferme porque ayer estuve con shorts y una blusa, confiando en el usual calor de las fiestas de fraternidad. Me vestí con unos vaqueros negros, que sé que me hacen un buen trasero, botas negras altas que rara vez uso y una chaqueta color rojo que me llegó hace unos días. Por lo menos que una parte de Marcus se arrepienta. Porque lo más probable, es que esta no sea una cita para pedirme que volvamos.

Empujo la puerta del café sabiendo a la perfección que llegué cinco minutos tarde, porque prefiero que él me espere antes de yo hacerlo. Me cuesta un poco identidicarlo, la cafetería está saturada de universitarios. Típico de domingo.

Finalmente, lo veo en una de las mesas del fondo. Hacemos contacto visual, pero no siento que nos hayamos transmitido nada. A medida de que me acerco, con el mentón en alto, me doy cuenta de que se ha cortado el cabello. Su pelo alborotado con el que tanto me gustaba jugar no está más. Por poco me río ante la ironía. Mi cabello sigue intacto, él suyo no. ¿A quién le estará afectando la ruptura?

Noto que ya tiene una taza de café en sus manos, y en mi lugar, mi taza despide vapor. Desde mi posición identifico que es un latte de vainilla, mi favorito. Me siento, dejando el bolso que traje con mis libros y computadora por si esto termina rápido y tengo chande ir a la biblioteca.

—Hola —empieza entrelazando sus manos encima de la mesa.

—Hola —respondo. Nunca había estado en una situación parecida antes. Marcus fue mi primer novio y nunca terminamos o estuvimos separados por tanto tiempo como para llegar a este momento. Fueron tres años fuertes. Al menos que este por enterarme ahora de que realmente no lo fueron.

Respiro hondo.

—Ordené tu latte. Acabo de buscarlo, pero si no está frío, puedo ir a pedir que te lo recalienten.

Extraño su voz. ¿Es absurdo? Debería estar echando humo por las orejas, totalmente frustrada con él y definitivamente, no extrañándolo. Sin embargo, hay partes del corazón que sienten y es inevitable.

—Gracias por el latte, pero no me importa —contesto siendo lo más franca posible.

Lo que hice cuando me terminó fue patético e inmaduro. Sigo recriminandome por haber reaccionado así. Entonces mientras más pueda aparentar indiferencia, mejor.

—Quiero que me digas lo que tengas que decirme —agrego.

Marcus asiente.

—Esto es difícil, Mack. Lamento no haberte llamado antes a hablar, pero necesitaba un tiempo para aclarar mi cabeza.

Asiento como si lo entendiera aunque en realidad no lo hago.

—¿Entonces...? —inquiero al notar que se ha quedado callado mientras mira su taza.

—Entonces mereces una explicación. Mereces algo mucho mejor que yo, que cualquier cosa —resopla ligeramente y sacude su cabeza como si acabase de desviar sus pensamientos hacia un lugar donde no quería—. Mereces algo que yo ya no podía darte. En este último tiempo... —hace una pausa. Mi estómago se revuelve, siento que un sorbo de café vomitaré—. No sentía lo mismo que antes. Yo...

—¿Qué cambió? —le pregunto sin poder aguantarme. Durante estos tres años, nunca me sentí diferente en cuanto a Marcus. Es... Otra cosa completamente distinta verlo desde otra perspectiva.

La Conquista. [TERMINADA]Where stories live. Discover now