17. El club de los cinco.

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el capitulo 18 viene dentro de poco (muy). juro no volver a dormirme con este libro:)

SAWYER.

—¿En dónde dejo estos tablones? —le pregunto a papá mientras cargo dos sobre mi hombro. Tengo que hacer más fuerza de lo normal para poder ponerme de pie.

—Déjalos en esa esquina. Todavía nos faltan más —responde señalando una esquina del galpón. Eso hago. El chillido de la sierra eléctrica continua. Después de tantos años, ya me acostumbré por completo al asqueroso ruido que hace cuando está cortando algo. Me reclino sobre la mesa continua a la suya y observo como corta la madera. El acto es tan limpio y automático. Como si se hubiera pasado una vida haciendo eso. Y se nota.

—Sawyer, ¿puedes ir más tarde a la ferretería? Te escribiré una lista con todo lo que necesito.

Bufo. Detesto ir a la ferretería. La señora del mostrador siempre intenta ligar conmigo, sin importar que me haya visto crecer.

—¿De verdad es necesario construir esa biblioteca? —inquiero de brazos cruzados.

Eso es lo que lleva construyendo hace dos días. Una biblioteca que mi mamá vio en Pinterest el mes pasado y se quedó enamorada. Es complicada de construir, puesto a que los estantes son diferentes unos que otros. Nada que mi papá no pueda armar con sus ojos vendados.

—Ya sabes como es, hijo. Lo que tu madre quiere, lo tiene —responde apagando al sierra. Me sorprende que más de veinte años después, sigue tan enamorado como el primer día.

Debe quererla demasiado para pasar sus días de descanso encerrado en el galpón, construyendo en tan solo cuatro días un mueble que mi mamá encontró en Internet.

—Sí, supongo que podría pasar con la camioneta después de encontrarme con los chicos —contesto. Hoy a la tarde tenía planeado pasarla con mis viejos amigos de secundaria. A pesar de los años, nunca perdimos contacto y siempre que estamos de vuelta en la ciudad, tratamos de vernos.

—¿Con los chicos o con la señorita misteriosa con la que pasaste la noche ayer? —pregunta. Se quita los guantes y las gafas protectoras para mirarme como si acabara de contarme un chiste y está esperando mi reacción.

—Con los chicos. Rhett, Ian y Beck. Lo de siempre —contesto. A pesar de que mi familia me quiso sacar las palabras de la jodida boca, no les dije con quien pasó la noche y aunque Jenna lo sabe, no dijo nada. Me gusta que mi hermana mantenga el pico cerrado. Primero, porque conocen a Mackenzie muy bien. Mi mamá la quiere como si fuera su segunda hija y papá la adora porque piensa que es buena influencia para Jenna. Y segundo, porque aún no sé si ella se siente cómoda con que ellos sepan.

—Está bien, como digas —dice aún sin creerme. Empieza a ordenar sus herramientas—. Solo sácame una duda. ¿Es un tonteo o es algo en serio? Porque nunca has traído a nadie a casa y a tu madre le haría mucha ilusión que lo hagas... Algún día. Sin presiones.

Me río sin una pizca de humor. Es verdad que nunca le presenté a nadie formalmente a mis padres, porque nunca hubo alguien que sea lo suficientemente importante. Hasta ahora.

—Es serio —le respondo finalmente al darme cuenta que no va a dejar el tema hasta que le conteste.

—Entonces invitala a cenar esta noche. Me gustaría conocerla.

Se van a llevar la sorpresa del año cuando sea Mackenzie Rogers la que esté tocando el timbre si es que la invito. Por poco me río. Sería interesante ver las reacciones de mis padres.

—Lo voy a pensar —es mi respuesta mientras salimos del taller. Papá asiente y agradezco que no siga presionando sobre el tema.

Cuando estamos de vuelta en la casa, tomo una ducha rápida porque estar en el taller siempre me deja sucio y me visto rápidamente. Detesto tener que abrigarme tanto, pero hoy es uno de esos días que sin guantes, te congelas hasta los huevos. Pensé que después de pasar toda la vida en una pista de hielo, sería casi inmune al frío. Aparentemente, no.

La Conquista. [TERMINADA]Where stories live. Discover now