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Capítulo 10: Aniversarios.

6 de Abril del 2024, CDMX-México.

Karol S.

—En serio Karol, que pesar contigo de verdad —mamá niega mientras se mueve por toda la habitación hasta pararse delante de la cama—. Un día, ni un día puedes estar sin tomar.

Me froto el rostro hasta dejar mi mano debajo de mi barbilla apoyándome en ella mientras escucho todas las reprensiones de mamá que no le hizo nada de gracia que mi desayuno fuese un cigarrillo y un shot del tequila que encontré en mi habitación de hotel aparte de mi resaca monumental.

—Karol escúchame —exige.

—¿Qué? —la voz me sale rota.

—No te quiero ver tomando más —advierte.

—Claro, como no eres tu que tienes que aguantar estos días de mierda y el estar aquí.

—No puedes siempre refugiarte en el alcohol —recalca con paciencia.

—Tu no lo entiendes.

—La que no esta entiendo las cosas eres tu que sólo buscas excusas para tomar.

—¿Entonces lo qué siento no es válido?

—¡No estoy diciendo eso!

—¡Es lo que me dejas entender! —me quiebro.

Me tapo el rostro sollozando entre las lagrimas, escucho a mamá suspirar con cansancio.

—Sólo ve a darte una ducha —pide—. Quedamos en desayunar con Katja y Chiara, nos deben de estar esperando —me recuerda—. Vamos porque después vendrán a arreglarte y sabes que la ceremonia será en la tarde hay mucho que hacer.

No le respondo, sólo hago un lado las sábanas y me levanto de la cama sintiéndome mareada en el primer instante. Recuperando mi equilibrio le paso por el lado yéndome directo al baño en donde me encuentro con mi deplorable reflejo, estoy pálida, con los ojos rojos e hinchados, mis labios están secos y maltratados por los mordiscos que me provoca la ansiedad, siento que mi cabeza palpita.

Mi mirada cae en la mariposa azul de cristal que cuelga de mi cuello, mi estomago da un vuelco y termino corriendo hasta el retrete para vomitar todo lo que he tomado.



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—¡Ardi!

Los delgados brazos de Katja me envuelven tomándome por sorpresa un instante hasta que correspondo a su abrazo con la misma emoción y cariño, han pasado años desde la última vez que la ví y no nos mantenemos en contacto tan seguido pero de alguna forma cada vez que hablamos y nos vemos es como si el tiempo al igual que con Chiara.

—Caballita —la argentina se une a nuestro abrazo con nostalgia.

—Ay hola —enternecida las abrazo con más fuerza.

Ellas proceden a saludar a mi mamá por igual, pero tan pronto la sueltan tengo a Katja sosteniendo mi mano.

—Dios necesitaba verlo en persona, es precioso —halaga mi anillo conmovida—. ¡No puede creer que te vayas a casar!

—¡Yo tampoco! —exclamo igual.

—Felicidades amiga —Chiara me abraza por los hombros mientras la otra argentina parece querer llorar—. Katja no llores.

Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)Where stories live. Discover now