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Capítulo 13: La vida misma.

Karol S.

La vida es mucho más complicada de lo que debería.

Trae demasiadas cosas, ni la vida misma daría para mencionarlas todas. Desde el momento en que nacemos comenzamos a experimentar en si los gajes de la vida, a temprana edad no parecen tan malo hasta que creces y las experiencias comienzan a pesar, comienzan a marcarte, a atormentante.

Y a pesar de ello nunca he saciado mi curiosidad sobre la vida y sus misterios, hay tantas cosas que quisiera entender pero hay una en específico que me abruma, por momentos me lo preguntaba: ¿Qué había hecho para merecer tanto mal?

No es que me considere una santa en devoción, reconozco mis errores, he perdido la cuenta de todas las veces en las que me equivoqué, puede que haya hecho daño pero ¿quién no ha hecho lo mismo? ¿Por qué siento qué todo se ha descargado sobre mi? ¿Qué hice mal? ¿Realmente me merezco esto?

Abrí los ojos esta mañana y supe de inmediato en cual agujero oscuro caería, conocía esa sensación, hace mucho que no aparecía y hoy vino a visitarme para darme el último empujón. He pensado en las cosas que han pasado en estos días, en el monstruo con el que peleo, en aquello en lo que he tenido que luchar durante años, había perdido la poca paz que tenía.

Al llegar a mi departamento sentí alivio por no tener que reprimirme más, por quitarme esa máscara de fortaleza porque ya no quería seguir siendo fuerte. Lloré durante una hora, me debatía entre si hacer una transmisión en vivo o no porque no me dejaba de pesar las cosas que la gente se inventaba, no quería que siguieran ensuciando las cosas de mi vida. Así que lo hice, totalmente calmada dije lo que tenia que decir sabiendo lo que se avecinaba.

Al despedirme nadie imaginaba que la base de mi celular era aquella botella de alcohol que me propuse terminar mientras fumaba el último cigarrillo de mi cajilla. Pude haberlo estando haciendo para esperar a las chicas pero yo ya sabía que ellas no llegarían, la tormenta que se desataba afuera les impediría venir hasta acá, al menos por un buen rato.

El profundo silencio que me rodeaba fue interrumpido por el timbre de mi celular que suena ante los mensajes y llamadas. No me molesto en ver de quien se trata, sólo lo tomo para guardarlo en el cajón de mi mesa de noche.

Me desplazo por mi habitación viendo los huecos de las cosas que me llevé a lo que se supone que debería de ser mi nuevo hogar, Daissy viene hacerme compañía e intento distraerme con ella para ver si obstruyo el ataque que amenaza com filtrarse en mi sistema provocando que mi cuerpo tiemble.

Mi perrita se aburre de estar entre mis brazos, la dejo irse de la habitación y simplemente cierro la puerta antes de sentarme frente al tocador desatando la lucha contra mi misma, me veo y mi mirada grita todo lo que he estado callando.

Rendida dejo que los pensamientos se adueñen de mi. Las imagines aparecen como una cinta, me siento de regreso en el pasado, revivo el dolor, la vergüenza, el miedo, la agonía, el hospital, el olor a esterilizado, las noches llenas de pesadillas, los gritos, los días de encierro y aislamiento, la pérdida de mi voz, la culpa, las pérdidas, la muerte de mi padre... cada recuerdo, cada trauma.

Nuestra mente en nuestro peor enemigo.

Porque sin darte cuenta te arrastra a lugares oscuros, te somete al dolor, al vacío, viene con tanto silencio que cuando reaccionas ya es demasiado tarde.

Mi pecho sube y baja con pesar, ya el temblor es imposible de controlar, las lagrimas corren por mi rostro, simplemente dejo de ser yo.

—¡Ya basta! —grito con la voz rota atacando mi reflejo con mis puños como si eso fuese suficiente para desaparecer mi dolor, para matar ese caparazón que soy. Los cristales caen con estruendo, me suelto a llorar viendo unos trozos pintados de mi sangre, ni siquiera siento el dolor en mis nudillos.

Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu