Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)

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Capítulo 42: Mallorca (Parte II)

19 de Julio del 2025.

Karol S.

El amor me emboba.

Todos es mi entorno pueden confirmar que el amor me convierte en un ser altamente sensible y tonto. Básicamente vivo en una nube cuando estoy enamorada, no me importa nada, ni nadie más que no sea la persona que ha conquistado mi corazón. Aunque debo decir que con cada persona ha sido distinto, con Ruggero me siento igual que la primera vez pero multiplicado por tres.

Ruggero me hace sentir viva.

Hace que quiera hacer más locuras de lo habitual, que necesite de un acogedor contacto físico, con él dejo salir esa niña interior que siempre ha habitado en mi, saca mi verdadero yo.

Y hasta el momento es la única persona que logra que no me regrese a dormir solamente para verlo a él haciéndolo. Desperté por la luz que se filtraba a raíz de una cortina que no llegamos a cerrar anoche, quise pararme a cerrarla pero entonces lo vi tan cerca de mi, durmiendo tan plácidamente que preferí quedarme a gozar de su vista.

Miro desde los pequeños lunares de su espalda y hombros hasta su rostro sereno, me transmite paz verlo y también unas terribles ganas de lanzarme a llenarlo de besos porque lo amo y me sigue pareciendo guapo. Siempre me ha gustado, siempre ha sido dueño de mi atracción, por más años que pasen, por más que "envejezca" o cambie no podría dejar de admirarlo.

Me incorporo con lentitud de la cama, el frío del aire acondicionado hace que mi cuerpo desnudo se erice por completo así que de puntillas pero con apuro voy en busca de mi cámara que reposa en la mesa auxiliar de la pequeña sala. Regreso a la cama envolviéndome entre las sabanas a su par.

Alzo mi cámara hasta la altura de mis ojos, enfoco el lente en él para capturar esta imagen perfecta que ha sido mi despertar. Como esperaba comienza a despertarse por el ruido de mis disparos, se remueve en su lugar y al abrir los ojos me ve confundido, no dejo de fotografiar toda la secuencia que lo lleva a sonreír, negar y enterrar su rostro en la almohada.

—¿Por qué hay una paparazzi en mi cama? —pregunta enronquecido.

Me rio a lo bajo dejando la cámara a un lado—. Me ofrecerían millones por estas fotos.

Envuelve su mano en mi brazo tirando de el para que me recueste en su costado, me abrazo a su cuerpo tan desnudo como el mío sintiendo el tacto directo de piel a piel con una deliciosa calidez que quisiera que habitara en mi para siempre. Sus labios besan mis comisuras.

—Buenos días acosadora.

Mis labios se extienden en una sonrisa, acaricio su mejilla—. Buenos días mi amor.

—Si así me vas a fotografiar y despertar todos los días no me quejo —asegura acariciando toda mi piel.

—Toda una fantasía para ti —beso su mentón y me dejo caer por completo al colchón.

Lo veo estirarse para recoger mi cámara, comienzo a negar al ver sus intenciones—. No quiero fotos.

—Me lo debes, me mandaste una manada de paparazzis —recuerda.

—Nunca lo vas a superar ¿verdad?.

—No.

En repuesta simplemente aferro la sabana a mi pecho, lo dejo fotografiarme riendo, sonriendo, enviándole besos y un montón de formas más hasta que se canse. Nuestras risas resuenan en la habitación, mientras nos abrazamos pienso en que no tendría ningún problema en pasarme todo el día encerrada con él.