Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)

¥Capitulo 31¥

Capítulo 31: Tres Actos.

14 de Marzo del 2025, EEUU-Miami.

—Tierra trágame y escúpeme de regreso a España.

—Dios Karol, eres una exagerada —desaprueba mamá mientras salimos del aeropuerto.

—¿Qué? Miami sólo me recuerda el desastre que soy, lo casi miserable que he sido aquí y mi mayor fracaso amoroso —aclamo—. Tengo sentimientos encontrados.

—Hay cosas buenas y lo sabes.

—Lo bueno son los chicos, mi equipo discográfico y que tendré mi sesión con Eloisa en vivo y no en una pantalla... ¡Ah! Y mi camioneta de dos millones de dólares —enumero mirado nuestro alrededor—. ¿Dónde están?

—Ni idea —alarga Julia viendo nuestro alrededor en busca de José, Mimi o Andrea que quedaron en buscarnos.

—Juro que que si Andrea no estuviera a cargo pensaría que hasta se les olvidó que llegábamos ahora —digo yéndome a un lado con ellas para no estar en el medio.

—Y te creo —suspira Julia recargándose en la pared.

Copio su gesto ajustando mi gorra y gafas, sólo llevo una chaqueta encima y ya me la quiero quitar al sentir el clima húmedo y caluroso que no extrañé para nada. Me quedo observando a la gente reencontrándose, yendo y viniendo, el mismo portal de emociones de siempre.

Me tapo con mi manga al bostezar, desde mi lugar repaso todo el perímetro hasta caer en un par de hombres vestidos de negro. Me incorporo queriendo verlos mejor, mi corazón comienza acelerarse un poco al percibir algunas cosas.

—Karol —me sobresalto ante el llamado de Julia—. ¿Qué pasó?

—Nada ¿qué me decías?

—Que ya llegaron por nosotras —señala con su cabeza la acera donde José ha estacionamiento mi apreciada camioneta.

Emprendemos el camino hacia allá donde nos reciben de brazos abiertos, quién nos viera pensaría que tenemos meses sin vernos y no días por la forma en la que nos saludamos.

—¿Lista para darlo todo amiga? —Andrea me abre la puerta de la camioneta para que me suba.

—Tan lista que no espero no tener que volver después de esta.

—Que mal vibrosa estás güera.

—Sólo soy realista —me rio mientras me subo a la camioneta—. Eso sí, por favor parémonos a comer que estoy muerta del hambre.

—Por favor —ruega Julia en el mismo estado.

—Ya, las llevaremos a la playa a comer para que sienta el aire tropical.

No digo nada porque realmente me comería cualquier cosa ahora. Sólo me acomodo contra la puerta y veo por la ventana una vez más aquellos hombres que se suben a la camioneta tan rápido la mía arranca.

Al parecer mi familia no ha sido la única que ha venido a darme la bienvenida.

15 de Marzo del 2025.