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Capítulo 40: Tú Conmigo.

7 de Julio del 2025, Roma-Italia.

Karol S.

Mi espalda se presiona aún más contra la pared, su lengua delinea mis labios antes de abrirse paso entre ellos profundizando nuestro beso. El agarre en mi cuello se aprieta un poco, rodeo mi mano en su muñeca y la otra la llevo tras su nuca de donde me sostengo. Besarlo es tan delicioso, saboreo en su boca el dulzor de la miel y podría derretirme entre sus brazos.

Debería estar vistiéndome.

A eso regresé a la habitación; a vestirme. Pero entonces me topé con mi novio luciendo un traje azul y desprendiendo una fragancia masculina que embriagaría a cualquiera así que halago tras halago hemos terminado acorralados en una esquina de la habitación atacandonos mutuamente con nuestras bocas.

Su mano libre se filtra bajo mi bata arrancándome un jadeo cuando aprieta mi trasero, mi piel esta erizada y aquel cosquilleo se instala en mi vientre como una verdadera tortura. Nos besamos con fervor, solamente se escucha el sonido ahogado de nuestras respiraciones y el de nuestros labios chocando mutuamente.

—Hagámoslo rápido —propone entre besos.

—Si —asiento con ansias sin querer abandonar su boca, llevo mis manos a sus pantalones de inmediato.

Él desata mi bata en un sólo movimiento y...—. ¡Apúrense que vamos tarde! —Alan toca la puerta—. ¡No va a lucir que lleguemos más tarde que la novia!

—¡Estamos a tiempo! —aseguro desde mi lugar.

—¡Ya nos vamos! —sentencia y escuchamos como se aleja.

Dejando caer nuestras manos a los costados de nuestros cuerpos rompiendo el tacto, Ruggero y yo compartimos una mirada de absolutamente frustración.

—Acaban de arruinarnos nuestro polvo rápido.

—¿Qué tan mal se vería qué faltáramos a la ceremonia? —analiza.

—Muy mal —aseguro con pesar, lo veo y me echo a reír —. Tienes la boca toda embarrada de mi labial.

—Y no estoy nada arrepentido –asegura acunando su mano en mi mejilla atrayéndome hasta su rostro y volver a besarme con más calma.

—Ayúdame a ponerme ese vestido.

—Sólo si me dejas quitártelo después.

—De hecho me enojaría si no lo hicieras.

Lo empujo entre risas para pasar por su lado, obviamente no desaprovecha la oportunidad de azotar mi trasero en el proceso sin importar que lo maldiga después. Voy directo al closet donde dejé colgado el vestido azul marino que usaré hoy, primero entro al baño para retocar todas mis lociones antes de empezar a ponérmelo.

—Amor —regreso a la habitación con la tela aferrada a mi pecho, Ruggero se planta a mis espaldas para subirme el cierre. La calidez se instala en mi pecho cuando besa mi hombro—. Gracias.

Sei bellissima Dolceza —dice arreglando mi pelo.

Anche tu sei bello —respondo girando hacia él, su sonrisa crece al escucharme.

Me apuro a ponerme mis zapatos en que Ruggero se arregla su traje que por mis manoseo se desalineó, esta vez es Ale quien toca la puerta para que salgamos pero antes de corro al baño por una toalla húmeda para borrar el rastro de nuestro crimen en el rostro de mi novio.

—Ya estamos listos —salimos de la habitación a la suite donde nos esperan ambos.

—¡¿Qué le paso a tu labial?! —Ale pega el grito al cielo yendo a darle una mirada acusatoria a Ruggero—. Tu, siempre tienes que ser tu el problema. ¿Sabes lo qué invierto en esos labiales para qué vengas a arruinarlos?

Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)Where stories live. Discover now