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Capítulo 18: El amor en tiempo de fraude.

17 de Agosto del 2024.

Karol S.

—Yo, Stefan Ortega Andrade...

Noto como Stefan se distrae de repetir lo que el sacerdote dice por mirar hacia donde están nuestros invitados, mi ceño se frunce cuando veo a Melanie salir con apuro como si llorara. Mi prometido regresa su mirada a mi pareciendo ansioso, siento una presión en mi pecho.

No me gusta lo que acabo de ver.

—Yo... —el sacerdote intenta que retome sus palabras pero él se queda pensativo ignorándolo.

—Stefan —murmuro trayéndolo de regreso, veo cómo vuelve a mirar el lugar por donde aquella mujer se acaba de ir—. ¿Stefan?

Me mira y no puedo descifrar su mirada, sólo siento el conflicto crecer en él. Sus facciones se contraen en lastima—. Lo siento, no puedo.

Entre los jadeos de sorpresa retrocede dejando mi anillo caer de mi dedo, no me mira más, sólo se baja del altar yéndose por el mismo camino que llego, el mismo que recorrió para supuestamente unirse a mi. Mi mirada estupefacta lo sigue, la gente empieza a murmurar, los miro y la vergüenza me cae como un balde de agua fría.

Siento que me tocan y hablan conmigo pero no salgo de mi aturdimiento, un pitido ensordecedor resuena en mi cabeza mientras siento toda mi presión irse a mis pies y mi estomago dar un vuelco.

Necesito salir de aquí.

Decido reaccionar recogiendo mi vestido, bajo con apuro el altar echándome a correr por el pasillo que recorrí de entrada con mi corazón volviéndose loco por el hombre que me acaba de dejar, las lagrimas se me salen, escucho mi nombre ser exclamado. Cruzo el umbral y miro todo mi alrededor totalmente desorientada.

—Karol —José se mete en mi campo de visión sosteniéndome, me llevo una mano al pecho.

—Sácame de aquí, me quiero ir —exijo con la voz rota y sintiendo que el aire me falta—. ¡Sácame de aquí!

—Vamos, vamos —me toma del brazo dirigiéndome a la salida, no se quienes más me están siguiendo, no sé nada de mi, sólo escucho el pitido resonado contra mis oídos.

Salimos de la catedral y de inmediato soy atacada por los paparazzis y reporteros, todos me rodean con desespero pero no escucho nada, no puedo. José los aparta con violencia sin soltarme, los flashes me ciegan la vista. Mi guardaespaldas abre la puerta y me empuja dentro del vehículo antes de cerrarla de un portazo, en cuestión de segundo se sube del lado conductor y arranca alejándome de todo.

Hago toda la tela de mi vestido a un lado viendo hacia el frente, el pitido desaparece pero el temblor en mi cuerpo no. José me mira por el espejo retrovisor con preocupación—. ¿A dónde te llevo?

—Yo... yo no sé... eh —me siento aturdida, respiro profundo buscando claridad—. A mi estudio, quiero mi estudio —pido viendo que es el único lugar donde me puedo refugiar y estar sola.

Realmente no sé que sucede en el camino, me siento mareada, tengo nauseas y mi corazón latiendo a mil ¿qué acababa de pasar? Soy traída a la realidad cuando José se estaciona, saca unas llaves de la guantera pero antes de que se baje del auto se las quito—. Quiero estar sola.

Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)Where stories live. Discover now