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Capítulo 33: Heridas eternas.

5 de Abril del 2025.

Ruggero P.

Mi mirada algo forzada por la falta de lentillas se queda estancada en el techo blanco de mi habitación, me quedo quiero disfrutando de la comodidad que me ofrece mi cama y también el tener a Karol durmiendo a mi costado, mis pensamientos están más allá de mi cuerpo y es que las cosas se sienten distintas esta vez.

Una vez más es cinco de abril.

Inicio de nuestro aniversario y también la fecha en la que perdimos a nuestro bebé.

Podría decir que con los años duele menos pero mentiría, siempre me dolerá aquella situación, esos días fueron tan oscuros y doloroso para ambos que por mucho que trate de superar aquello es difícil curar esa herida del todo. Los recuerdos vienen como relámpagos, la habitación de hotel, la clínica, la función, las últimas noches... todos los años es lo mismo.

Se podría pensar que ahora que tengo a Enzo duele menos, pero hoy veo que no es así, al menos no en su totalidad porque lo que sucedió va más allá de aquella pérdida. A veces me invade la culpabilidad del descuido, de presentirlo y no hablar tanto al respecto, de haberme ido esa noche dejándola, dejándola pasar por aquello sola, tantas cosas que he hablado y tratando en consulta siguen apareciendo como una sentencia.

Veo también que no ha sido fácil para Karol, desde que la vi llegar y atrapé ese collar de mariposa en su cuello supe lo que se avecinaba, una noche atrás tuvo pesadillas, esta madrugada tuve que despertarla porque parecía consumirse por la misma pesadilla, ella no dijo nada, sólo volvió a quedarse dormida después de llorar en silencio y me pregunto si así es para ella cada año.

Pero que estemos aquí, los dos juntos viviendo el duelo lo hace más reconfortante, al menos para mi.

—¿En qué piensas?

La suavidad de su voz me trae de regreso a la realidad, me acuesto sobre mi costado para verla en la misma posición en la que dormía pero ahora con aquellos hermosos ojos verdes mirándome algo soñolientos.

—En todas las cosas que debo de comprar en el mercado —miento a medias y ella bufa con diversión.

—Eres todo un señor, no puedo contigo.

Mis comisuras se elevan en una sonrisa, estiro mi mano para guardar un mechón de su pelo tras su oreja—. Buongiorno amore mio.

—Buenos días amor —me regresa la sonrisa brevemente.

—¿Pudiste dormir bien después?

—Si —bosteza—. ¿Y tu?

—Dormí bien —la atraigo para abrazarla y termina aferrada a mi con su rostro escondido en mi cuello.

—Sigo con sueño —murmura mientras acaricio su cabeza.

—Puedes quedarte durmiendo mientras salgo.

—Pero quiero estar abrazadita a ti mientras duermo.

—Pues me quedo aquí contigo mi amor.

—¿Si? —saca su rostro de mi cuello para verme.

—Un ratito —murmuro.

Acepta aquello volviendo a recostar su cabeza en la almohada sin soltarme, se distrae acariciando el contorno de mi rostro y parte de mi pelo con su mano libre, yo obviamente me embobo viendo sus ojos y todas esas pecas y lunares que adorna su rostro.

—¿Qué quieres hacer hoy? —pregunto.

—No tenga ganas de salir ¿podríamos quedarnos aquí y hacer algo?

Las Secuelas De Amarte (EPDA Version)Where stories live. Discover now